Un nuevo año está a punto de comenzar y, como cada cierre de ciclo, la limpieza es fundamental para quitar del escenario que se avecina todo aquello que estorba. Hay que dejar libres los espacios para lo nuevo, no sólo en términos materiales, sino también en los emocionales y los laborales. Limpiar renueva, da orden y movimiento y ofrece una sensación de paz. Es como vaciar la copa para un nuevo sorbo de vino.
En estas fechas los buenos deseos vienen por decenas y en el recibimiento del año es común ver a la gente hacer rituales en tan sólo 12 campanadas.
Comer 12 uvas, cada una, con 12 deseos o propósitos, es uno de ellos. La tradición viene de España y consiste en degustar las uvas a la medianoche del 31 de diciembre. Tal costumbre del siglo XIX primero fue una burla del pueblo hacia los acaudalados que celebraban así el inicio de año. Después se extendió y llegó a México.
Otro ritual consiste en amarrar a la cabecera de la cama tres listones: uno de color blanco, que simboliza la paz y la salud; otro, rojo, para que llegue o permanezca el amor, y uno más, amarillo, con el fin de que no falte dinero en casa.
TOME NOTA. El mercado de Sonora es uno de los más concurridos en estas fechas debido a que ahí se venden múltiples productos para los rituales de año nuevo. Asimismo, muchos accesorios están disponibles en tiendas comerciales.
Este último deseo, tan ansiado en épocas de crisis, tiene otros rituales aliados. Una moneda vieja o una hecha con papel dorado en la cartera o monedero, durante todo el año, atraería la abundancia, según la creencia popular. Para mayor efecto, en los primeros segundos del año nuevo, lo prudente es pasarla por todo el cuerpo para depositarla, enseguida, en su destino final: la cartera.
Pero el dinero no lo es todo. Las personas quieren viajar, ávidas de conocer otros senderos, así que el año nuevo es momento de pedirlo.
No es raro ver a la gente salir de sus casas cargando maletas y dar una breve vuelta hasta regresar. Es así como se hace el ritual para viajar en lo que resta del año.
Otro: barrer la casa y sacar el polvo acumulado. Esto es un acto de fe para que se vayan las malas vibras junto a los problemas. Con ello, la casa estará limpia para recibir lo mejor.
Todo en 12 campanadas.
Hay muchos rituales más, pero quizá el más importante es brindar con familia y amigos, abrazar fuerte a los seres queridos porque un año más habrá concluido y otro estará iniciando.
Al final es incierto lo que deparará el año nuevo. No se sabe si los seres que están esa noche seguirán al terminar otro ciclo, pero es un momento de reflexión personal. Bienvenido un año más. [Excelsior]