Una enfermedad durante años ignorada habita en las casas más pobres de Nicaragua. Mata en silencio y está asociada a otras patologías. Ignorada porque sus síntomas pasan desapercibidos hasta que sus efectos resultan irreversibles. Buena parte de las víctimas del chagas mueren sin saber que portaban esta enfermedad crónica, endémica en América Latina.
El gobierno emprendió hace cinco años un programa, con ayuda de la cooperación internacional, para combatir a la chinche picuda, el nombre común para referirse alTrypanosoma cruzi, parásito transmisor del chagas. Gracias al rociado de las viviendas, su incidencia ha caído en el departamento de Madriz, uno de los más necesitados de Nicaragua. Pero la gran lucha, reconocen las organizaciones sanitarias, pasa por mejorar las condiciones de vida de la población. La primera causa del Chagas es la pobreza; la segunda, su desconocimiento.
Viviendas como la de Ana de Jesús Méndez, levantadas con cañas, adobe y plásticos, son las más afectadas. “Vivimos casi a la intemperie y no tenemos mucha información sobre el chagas”. Ana habita esta choza junto a ocho personas más y su hijo Nair. En la comunidad de Río Arriba, la enfermedad es una de tantas preocupaciones, y no de las principales. Las sequías hacen que las cosechas apenas lleguen para subsistir con una dieta básica. Otras enfermedades, como la malaria, son más conocidas por sus efectos.
Guadalupe Díaz vive en la comunidad de la Manzana, en San Lucas. A sus 70 años, lleva medio siglo en su precario hogar, a la espera de ayuda para mejorarla. Reconoce que pese a los esfuerzos gubernamentales, muchas de las 32.306 viviendas del departamento, según datos de 2014 del Proyecto Chagas, todavía necesitan una reforma o no fueron rociadas para matar a la chinche. Como ejemplo, la comunidad de Palmira, en Totogalpa, donde está en marcha un ambicioso proyecto de construcción para acoger en condiciones dignas a cientos de desplazados por el Huracán Mitch.
La primera causa del Chagas es la pobreza; la segunda, su desconocimiento
Uno de los grandes problemas del Chagas es su carácter silencioso. La enfermedad presenta síntomas en el momento de la infección, como vómitos o fiebres. Síntomas comunes que se asociaban a otras patologías y que, al remitir, pasan desapercibidos. Sin diagnóstico, la mayoría de infectados porta la enfermedad durante años, de forma crónica, hasta que las lesiones cardíacas y gastrointestinales ya son irreversibles. Sus efectos son mortales en Nicaragua.
Aprender cómo es la chinche picuda y la erupción que provoca son fundamentales para su erradicación. Por eso, los más jóvenes se forman para conocer en profundidad a este enemigo casi invisible. También en las comunidades, se capacita a la población local para que sepan cómo rociar las casas y a detectar la presencia del vector que transmite el Chagas.
La tercera razón de la prevalencia del Chagas en Nicaragua se asocia con la falta de recursos sanitarios. El departamento de Madriz tiene 162.086 habitantes. Hay un hospital para cada 18.000 personas y un centro de salud para cada 5.000, según el último censo gubernamental. Para muchas comunidades, alejadas y mal comunicadas, el acceso a un médico implica serias dificultades. Desde San Lucas, un municipio agrícola incrustado entre escarpadas montañas, es necesario llevar a los enfermos envueltos en hamacas, caminando durante dos horas, para llegar al hospital más cercano.