Quizás no lo tengas muy claro, por eso, aquí te dejamos algunas señales que indican que sí, tienes un perrhijo en vez de un perro:
En vez de dueño, te consideras más como un padre o una madre. Hay propietarios que sienten más un amor maternal y paternal convirtiendo a sus perros más en hijos que en perros. ¿Te pasa a ti?
1.- Cambias tus rutinas para adaptarte a tu perro. Eres capaz de madrugar mucho antes para darle un paseo largo a tu perro, anular un plan de fin de semana porque no quieres dejarlo solo o cambiar de hora el gimnasio porque a esa hora le tienes que pasear o dar de comer. ¡Tu perro se convierte en tu prioridad!
2.- Sufres en vacaciones. Si antes te dabas unas buenas vacaciones y conseguías desconectar, ahora las vacaciones no son tan divertidas porque estás pensando en tu perro: ¿estará bien?, ¿lo sacarán a las horas que toca?, ¿le darán de comer lo que le toca y no caprichos?.
3.- En la mayoría de actividades que llevas a cabo integras a tu perro. ¿Dejar al perro en casa? ¡Ni loco! Mejor me lo llevo siempre y cuando pueda ya sea con los amigos, de compras, a hacer gestiones, de visitas familiares, etc.
4.- Tu perro es el protagonista de la mayoría de tus redes sociales. No puedes evitar poner sus fotos en Facebook o en Twitter o bien le has hecho su propia cuenta.
5.- Hablas con tu perro. No te limitas a órdenes sencillas y concretas. Me refiero a conversaciones en toda regla. ¡Ah! Y él te escucha.
6.- Consideras a tu perro mejor que a las personas. Prefieres la compañía de tu perro que la de depende qué personas y en el fondo sientes que es mucho mejor un perro que cualquier humano. ¿Cuántas de estas señales se dan en ti? ¿Te sorprendes? No te sientas mal si crees que más que un perro tienes un perrhijo, siempre y cuando, respetes su naturaleza perruna, no hay nada que nos llene más que el amor de nuestro perro, y solo los que adoramos a estos maravillosos animales, somos capaces de entenderlo.