En vez de las imágenes glamorosas que podían esperarse de ella, la joven de 24 años comenzó a publicar en su cuenta fotos de cómo blanquea su vello facial; sus esperas como consecuencia de su síndrome del intestino irritable o cómo visita a un psicoterapeuta. En su Instagram se la pudo observar con el esmalte de uñas agrietado o el pelo sin lavar, entre otras situaciones.
El periódico británico informa que esas fotografías "mostraron una realidad que rara vez se ve en los medios sociales, con sus estándares inalcanzables de perfección, logrados con fotos editadas". Sin embargo, este experimento resultó ser bastante arriesgado para Sanders, ya que muy poco después de ponerlo en práctica, sus seguidores en la red social empezaron a abandonarla. En total, la modelo perdió a 5.000 seguidores.
Pero posteriormente, la historia de Sanders cobró mucha popularidad en Internet y le trajo al final mucho más seguidores. El experimento ya concluyó, aunque la joven de vez en cuando continúa publicando fotos 'naturales'. Actualmente, pese a las imágenes de su piel con acné o el rostro sin maquillaje, su cuenta en Instagram ya cuenta con 127.000 seguidores (cuando empezó el experimento eran solo 13.000) y Sanders continúa trabajando de modelo exitosamente.
En una entrevista concedida a 'The Independent', Stina Sanders destacó que no se arrepiente en absoluto de haber participado en el experimento y que le gusta pensar que ella "ha mostrado que nadie, incluso los modelos, es perfecto ni que los modelos piensan que lo son". "Me siento mucho más segura ahora porque no estoy pretendiendo ser algo que no soy", señaló.