Esas fotos mejoradas por un filtro y perfectamente enmarcadas nos envían una imagen falsa, una versión endulzada de la realidad, que parece muy lejos de la cotidianidad agitada que viven la mayoría de los padres. Wren Kitchens ha querido insistir en la presión social que sufren los blogueros. La presión de “tener que demostrar siempre que son los progenitores perfectos, que viven una vida perfecta, en medio de una cocina perfecta”. Cinco de ellos, con una gran influencia, aceptaron romper con esa imagen revelando la parte menos encantadora detrás de sus posts.
Así, nos damos cuenta de que los pequeños pasteles hechos en casa, que sin duda alguna generan una gran colección de likes, han sido preparados en medio de una cocina sucia, en desorden y frente a un niño llorando. Una realidad sin filtros.