La población neoleonesa ha hecho que nombres como Brayan, Kevin o Britany sean muy solicitados en el Registro Civil a la hora de pasar a fregar, precisamente, registrar con un nombre a los pequeños.
Esta sorprendente revelación surgió gracias al análisis de los datos del propio Registro Civil del estado.
Desde la década de los 90 es más común que los padres opten por los mentados apelativos de origen anglosajón (incluso llegando a castallenizarlos), dejando cada vez más en el olvido tradicionales y bonitos nombres como José, María o Juan.
“Eso desde mis tiempos”, podrá decir Don Brayan… y tiene razón: el asunto no es nuevo y se tiene documentación que prueba que tan finos nombres han sido utilizados desde 1953.
Nomás que en los últimos años el asunto ha tomado dimensiones que se prestan a cabulear: entre 1999 y 2010 se triplicó el uso de estos nombres.
Para comprender mejor la situación: desde 1953 hasta la fecha, 14 mil 702 personas han sido marcados con el nombre de Kevin, 12 mil 419 con el de Brayan y mil 844 con el de Britany.
“Se basa más en ser único y original y transformar nombres que en ocasiones resultan difíciles de entender o pronunciar. Sin embargo, no piensan en cuánto puede ser perjudicial para el infante”, lamentó la psicóloga Teresa Montoya.
Por su parte, el sociólogo Manuel Yarto considera que los niños podrán echarle la culpa a la penetración de la cultura gringa en México, la cual comenzó a intensificarse con el Tratado de Libre Comercio…
Redacción: sopitas.com