Una insólita protesta tuvo lugar en el estado de Yucatán cuando un trabajador de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) fue atado a un poste. Pero lo que podría parecer un acto de represión por parte de los habitantes, tiene un giro inesperado: el mismo empleado reconoció que se unió voluntariamente a esta manifestación para presionar a la empresa estatal a responder ante las demandas ciudadanas. Por tal motivo, dos días después, el empleado fue suspendido.
El incidente sucedió en la colonia Santa Lucía, municipio de Valladolid, donde los residentes enfrentaron un corte de servicio eléctrico por tres días. Diego "M", el trabajador en cuestión, expresó que, si bien quería apoyar a los vecinos, la falta de herramientas adecuadas para resolver la falla le impidió actuar de manera eficiente. Al enterarse de la situación, la CFE decidió suspenderlo de manera indefinida y sin remuneración.
Antes de que el video del inusual acto se volviera viral, los habitantes ya habían intensificado su protesta, colocando barricadas de piedras en las calles para interrumpir el tráfico vehicular. En el video, que circuló profusamente en redes sociales, se puede observar a Diego siendo atado mientras algunos ciudadanos, visiblemente molestos, reclaman respuestas por parte de la CFE.
Afortunadamente, la situación no tardó en resolverse. Las autoridades de la CFE pronto se pusieron en contacto con la comunidad para atender sus inquietudes. Según un comunicado emitido por la empresa, “Entre el 26 de julio y el 4 de agosto, se registraron diversas fallas, todas atendidas con prontitud. El 7 de agosto se efectuaron ajustes necesarios para evitar más interrupciones en el servicio”.
Sin embargo, este incidente resalta un problema más grande. La Península de Yucatán ha enfrentado dificultades con el suministro eléctrico debido a que sólo dispone de una línea de alta tensión de 400 kilovatios. Esta línea, constantemente saturada por la alta demanda, lleva a la CFE a efectuar cortes programados para preservar la infraestructura.
La pregunta que queda es: ¿Está Yucatán preparado para enfrentar las demandas energéticas de su población creciente? La respuesta a esta inquietud determinará el futuro energético de la región.