En un evento que ha capturado la atención de las redes sociales, Jessica Lucía Avilés tomó una decisión audaz y conmovedora en el mismo altar. Frente a la pregunta crucial del notario sobre su matrimonio con Santiago Restrepo Vega, Jessica respondió con un incierto “No sé”, dejando a todos los presentes en un estado de sorpresa.

La situación se tornó aún más dramática cuando Jessica explicó las razones detrás de su decisión. A pesar de la expectativa general, ella mantuvo una postura firme y decidida. “El papá no está de acuerdo”, expresó con claridad. El video de este momento se ha viralizado, resonando en las redes sociales y abriendo un debate sobre la influencia familiar en las decisiones matrimoniales.

La razón detrás de su negativa no fue únicamente la desaprobación del padre de Santiago. Jessica reveló algo aún más grave: el maltrato que sus hijas habían recibido por parte de la familia de Restrepo Vega. Esta revelación pone de manifiesto las complicaciones y los desafíos que enfrentan las familias combinadas.

¡Insólito! en plena ceremonia de una boda en Chinú, Córdoba, la novia 'le dio el no' a su prometido. Todos en el matrimonio quedaron con la boca abierta ante la repentina e inesperada decisión de la mujer. pic.twitter.com/Y4VHR30Oom

— CTV Barranquilla (@ctvbarranquilla) December 19, 2023

Jessica, quien enfrentó la situación con coraje y priorizando el bienestar de sus hijos, cuestionó abiertamente a Santiago sobre el trato hacia sus hijas. “Así no me caso. Primero mis hijos y te lo dije”, afirmó con convicción.

El clímax del evento se produjo cuando Jessica se quitó el anillo de compromiso, simbolizando su decisión final de no proceder con el matrimonio. Afirmó que de haber conocido los hechos con antelación, habría cancelado la boda mucho antes.

Este acto de valentía de Jessica no solo ha generado apoyo en las redes sociales, sino también ha iniciado una conversación sobre la importancia de la honestidad y el respeto dentro de las relaciones familiares. La historia de Jessica Lucía Avilés es un recordatorio poderoso de que el amor por los hijos y el respeto por uno mismo deben ser siempre priorizados.