Una palabra que por décadas ha vivido en el vocabulario cotidiano de muchas familias mexicanas ha cobrado nueva vida en redes sociales: migajero (o migajera). Aunque tradicionalmente se usaba en tono despectivo para referirse a alguien que se conforma con “las sobras”, ahora se ha resignificado con un tono más irónico, divertido y hasta empático.
El término se refiere a personas que aceptan lo mínimo de alguien o de algo, especialmente en temas amorosos o sociales. En palabras sencillas: quien se conforma con migajas de atención, amor o beneficios, sin reclamar más. Un ejemplo clásico en la cultura pop es el personaje de Carrie Bradshaw en Sex and the City, o Chelsea, de la tercera temporada de The White Lotus.
La palabra ha ganado fuerza en redes sociales como TikTok y X (antes Twitter), donde los usuarios se reconocen como migajeros ante relaciones frustradas, conciertos decepcionantes o planes que no cumplen con sus expectativas. Lo hacen desde el humor y la autoconciencia, convirtiéndola en una etiqueta cultural compartida entre generaciones.
Incluso, algunos internautas han propuesto renombrar el término por algo “menos feo”, como catador de sobras, para suavizar su carga negativa sin perder el sentido irónico:
“Me veo todo inalcanzable pero en realidad soy bien migajero”,
“Like si eres fan del término migajero”,
“¿Y si le decimos catador de sobras?”
Así, el concepto de migajero se reinventa con humor y autoaceptación, mostrando cómo el lenguaje popular se adapta a las emociones y experiencias de cada generación.