A esto hubo en su historia dos excepciones: en 1988 varios partidos y organizaciones políticas de izquierda se unieron y se dio un caso interesante: uno de los candidatos a la presidencia de la república, el Ing. Heberto Castillo, dejó su lugar al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y de esta forma presentaron una izquierda unificada. Esto tenía también su origen en atraer a los priistas que se desprendían en ese momento del partido oficial y habían formado dentro de él una organización política que llamaron “la corriente democrática”. Juntos priistas de esta facción y los distintos partidos y agrupaciones políticas de izquierda se unificaron y presentaron un serio reto al candidato priista.
La segunda ocasión fue en el año 2005 cuando la izquierda se unificó detrás de la figura de Andrés Manuel López Obrador. Éste había crecido en presencia política por el proceso que se llamó de desafuero, que fue un intento de eliminarlo por la vía legal, para que no se presentara en los comicios presidenciales. El desafuero en realidad vino a hacer crecer la figura de Andrés Manuel López Obrador. Con la fortaleza adquirida en este proceso de resistir el desafuero, amalgamó distintos grupos antigobierno y lograron establecer una candidatura única, con lo que hicieron una presencia fuerte en el proceso electoral.
Para el año 2012, empieza a haber la división que ha sido norma en la izquierda mexicana. Por un lado, Andrés Manuel López Obrador que a través de seis años recorriendo el país ha ido manteniendo su presencia, pero al mismo tiempo ha ido perdiendo adherentes por su obstinación y sus actitudes. De hecho, muchos consideran que la izquierda sin López Obrador no podría figurar, pero ante su sorpresa una de sus gentes, Marcelo Ebrard Casaubón, ha hecho una precampaña que lo ha proyectado como una posibilidad seria de la izquierda de presentar ideas renovadas.
Marcelo Ebrard ha abierto el abanico a una izquierda más moderna, menos dogmática y más incluyente. Su estrategia ha sido atraer a las clases medias, también a los empresarios y tratar de hacer una posición política que satisfaga a quienes se han alejado de la izquierda por sus posiciones radicales y trata de presentar una posición política más moderna.
En las elecciones del año 2000, el candidato Vicente Fox tuvo el apoyo de lo que en esa época se llamó el voto útil; es decir, no necesariamente el voto panista sino un voto necesario para poder sacar al PRI del poder; porque la posición del candidato era poco ideológica, empezó a generar simpatías en este voto útil. Eso es también lo que está sucediendo con la presencia de Marcelo Ebrard que empieza a atraer el voto útil. Por un lado, quienes no quieren que el PRI vuelva al poder, por otro lado quienes no quieren una izquierda radicalizada como la posición de Andrés Manuel López Obrador y por otro lado quienes consideran que el panismo no ha dado los resultados que el elector esperaba. En esta forma, el voto útil puede servir para levantar la imagen y los números de la izquierda y al mismo tiempo desplazar Acción Nacional de la posibilidad de mantenerse en el poder.
Ante un PRI que de pronto se levanta y lanza un reto muy real al gobierno establecido y una izquierda dividida, el PRI puede volver a Los Pinos. Ése es uno de los argumentos que están tratando tanto Acción Nacional como la izquierda de utilizar como un medio de atraer simpatizantes que lo que no quieren es que regrese el PRI al poder. Sin embargo, hay que darnos cuenta que el PRI gobierna la mayor parte de las entidades, la mayor parte de los municipios y que la izquierda radical todavía asusta a muchos y la izquierda moderada de Marcelo Ebrard apenas está esbozándose y el electorado todavía no tiene plena conciencia de lo que esto significa.
En los próximos meses, el encontronazo de los dos aspirantes se dará abiertamente. La posición de los dos bandos implica una división profunda y casi garantiza la derrota. Solos no podrán ganar la elección y es difícil que las dos visiones de la izquierda se unifiquen.