En el primero de los casos, los elementos policíacos actuaron valientemente y enfrentaron a un convoy de camionetas que cruzaba la entidad sobre la autopista México-Acapulco. Al marcarle el alto –según advierte la información oficial-- obtuvieron por respuesta la agresión con armas de grueso calibre; los federales actuaron de inmediato y lograron pasar de la defensa a la ofensiva.
Apenas daba cuenta el secretario de Gobierno, Óscar Sergio Hernández Benítez, de que no había incidentes graves de los hechos de la madrugada cuando era asesinado un mando policíaco.
Hace más de un año, en enero de 2011, el hoy abatido elemento policíaco fue objeto de señalamientos cuando elementos del Ejército Mexicano se hicieron presentes en el predio de “Grúas Zamudio” en Tlaltizapán, de su propiedad, bajo el argumento de la localización de dos vehículos con reporte de robo. El escándalo creció cuando su cónyuge, el regidor Enrique Pineda y dos elementos de la corporación, quienes arribaron ante la llamada de alerta de vecinos, fueron detenidos por los militares.
En aquel entonces el presidente municipal de Zacatepec de Hidalgo, el Dr. José Carmen Cabrera Santana, hizo una férrea defensa de sus funcionarios, familiares y empleados detenidos; todos lograron su libertad bajo fianza. Según se sabe, no se demostró responsabilidad alguna sobre el delito de robo de vehículo ni ningún otro.
El mando policíaco, según ha trascendido, fue amenazado con la colocación de mantas en el municipio que patrullaba; en esta ocasión la agresión fue sobre el policía que acostumbraba viajar sin escolta personal. Exactamente al suministrar combustible a su camioneta, en una gasolinera de Jojutla, fue sorprendido por tres hombres –según testigos-- que viajaban sobre una motocicleta, quienes de inmediato escaparon del lugar. Aunque se le prestó auxilio y se logró que llegara con vida al hospital de la zona, desafortunadamente no logró la faena.
No sabemos si los hechos estén relacionados con el enfrentamiento que horas antes se vivió en la autopista a la altura de Burgos como una represalia al abatimiento de siete personas que confrontaron a la autoridad, pero los operativos de custodia fueron impresionantes, primero al amanecer en el paso a desnivel que permite el acceso y salida de la importante colonia, el cual permaneció cerrado hasta pasado el medio día; en las puertas de la Procuraduría General de Justicia del estado, la protección, por la presencia de los cadáveres en el Servicio Médico Forense, también llamó la atención.
Hay testigos de los hechos en ambos casos. Para el asunto de Zacatepec, es obligatorio para la autoridad dar con los autores materiales y si los hay, intelectuales del crimen. Las gráficas muestran al policía abatido con el arma cerca de su cuerpo, lo cual hace presumir que detectó la agresión pero no pudo reaccionar a tiempo para defender su vida.
De nueva cuenta estamos y nos sentimos en un ambiente de alta peligrosidad. Apenas y nos reponíamos de los hechos del 24 de diciembre en los cuales también elementos policíacos actuaron con prontitud, en este caso la autoridad de Cuernavaca, y ahora arrancamos el año con estos dos acontecimientos que nos obligan al resguardo tempranero y a evitar que nuestros hijos, y nosotros mismos, nos arriesguemos en centros de diversión nocturna.
Un tronido, cualquiera que éste sea y de dónde provenga, de inmediato nos altera. La reacción es para identificar rápidamente su origen y distancia; a veces son cuetes o algún automóvil, pero nunca se sabe cuándo se trata de alguna detonación de arma de fuego. Pero lo más triste y significativo es que esta reacción no es sólo de adultos, sino de pequeñitos que en lugar de responder a esos sonidos, como lo hacíamos nosotros de niños al buscar el lugar de la fiesta o la iglesia más cercana, la feria tal vez, ahora de inmediato encuentran las piernas de mamá, papá, acompañante con la pregunta en voz nerviosa, ¿son cuetes verdad?
Que descanse en paz el ex titular de Seguridad Pública de Zacatepec, Juan Manuel Zamudio Bustamante; nuestro más sentido pésame para doña Irma Betancourt.
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