Al contrario de lo que sucedió con el primer debate, que sí fue debate, entre los candidatos a la presidencia de la república, todo mundo se desgañitó por lo cerrado del mismo, ahora ni un asomo de reclamo.
En efecto, los habitantes naturales de la capital de la república somos ciudadanos no de segunda, de tercera, ya que no contamos con un gobierno amplio y con todas las garantías como disfrutan las demás entidades federativas del país.
No tenemos una Constitución propia, no tenemos un Congreso constitucional, apenas un remedo del mismo llamado Legislatura y para completar el cuadro de segundones, el procurador General de Justicia y el secretario de Seguridad Publica tienen que tener la anuencia del presidente de la república y también cuando se le dé la gana puede removerlos libremente; de estos temas tan importantes para la vida social de la capital de la república, no fue motivo de análisis ni de compromiso de ninguno de los suspirantes al gobierno chilango.
Rosario Guerra Díaz de Nueva Alianza, tan acostumbrada a darse de golpes, precisemos: físicos, con sus antiguos correligionarios priistas, apenas si tocó a la candidata del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
La señora Isabel Miranda de Wallace del Partido Acción Nacional (PAN), se dedicó en todo momento a hacerle propaganda a la candidata presidencial del blanquiazul, Josefina Vázquez Mota, en eso se concretó su sello “de diferente” respecto a los demás.
Beatriz Paredes Rangel, la abanderada del PRI y del Verde Ecologista, sin la enjundia a que nos tiene acostumbrados, cumplió al recordar sus propuestas y también apenas le dio un rozón al gobierno perredista que se mantiene en el poder desde hace 12 años.
Por último, Miguel Ángel Mancera de la coalición Movimiento Progresista que agrupa a los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC), también se concretó a recitar todos los programas de su jefe, Marcelo Ebrard Casaubón y desde luego a alabar los beneficios sociales, que sin discusión, en muchos rubros se han concretado en el Distrito Federal. En conclusión, no fue un debate si no que fue una letanía de las propuestas que oímos en los spots, en las noticias. Nada, absolutamente nada nuevo, lo que provocó un programa de somnolencia.
Por cierto el canal 11 del Instituto Politécnico Nacional, que se supone es del pueblo todo, en cuyas instalaciones se llevó a cabo el susodicho debate, que no fue debate, pasó diferido como si se tratara de un canal comercial que primero tiene que cumplir con sus clientes.
Nadie dijo nada, todos aguantaron sin chistar, por el contrario desde esta trinchera, yo dejo constancia de mi protesta más cumplida y puntual.