A través de un comunicado, el Ayuntamiento de Cuernavaca dio a conocer que en la sesión de trabajo del Comité Municipal de Contingencia Covid-19 (CMCC-19), integrantes del mismo e invitados coincidieron en que el uso de cubrebocas obligatorio no violenta derechos humanos, siempre y cuando no se rebase la capacidad económica de infractores.
Además, informó que sólo una de cada 10 personas ha cumplido con su uso durante la pandemia.
En el documento de referencia se detalla lo siguiente:
"El uso imprescindible del cubrebocas no es violatorio de ningún derecho humano, por el contrario, contribuye a la salud del individuo, la familia y la comunidad; las leyes mexicanas contemplan el derecho a la salud como una de las libertades fundamentales, así como tratados y convenciones internacionales, por lo que es válida dicha obligatoriedad.
En lo anterior coincidieron cuatro directivos de instituciones educativas de Cuernavaca, quienes participaron como invitados en la sesión de trabajo del Comité Municipal de Contingencia Covid-19 (CMCC-19), para argumentar ante el Cabildo un nuevo artículo del Bando de Policía y Buen Gobierno sobre el ineludible uso del cubrebocas y sanciones a quienes incumplan el ordenamiento.
Participaron con sus criterios a favor de tal recomendación del CMCC-19, Karla Vanessa García, directora administrativa del Instituto de Ingenieros de Morelos; Martha Elena Elizondo, directora del Colegio Lancaster; Yolotzin Tapia, coordinador médico del Hospital Henri Dunant; Domingo Tena Villaseñor, presidente de la Comisión Mexicana Derechos Humanos Morelos y Francisco Coronato Rodríguez, rector de la Universidad Lasalle de Cuernavaca.
Este último precisó que el uso imperativo del cubrebocas implica respetar la salud e integridad de las personas; es un derecho no violatorio, que se consagra como parte de los derechos humanos en la Declaración Universal de la materia y en diversos mecanismos internacionales a los que México está suscrito, por lo que el ayuntamiento no alteraría ninguna prerrogativa si aplica esa imprescindible medida sanitaria.
“Es como pasarse un alto y matar alguien”, expresó la directora del Colegio Lancaster, Martha Elizondo, al definir que el no usar cubrebocas en lugares públicos equivale a contagiar a otros, ya sea en caso de enfermos asintomáticos o con síntomas, por lo que en los planteles Lancaster, una vez que se autorice la apertura de aulas, el tapabocas será parte insustituible del uniforme escolar.
En el Instituto de Ingenieros de Morelos, el uso de este aditamento es cumplir con las normas de educación y respeto hacia todas las personas, dentro y fuera del plantel, por lo que sería conveniente que el Ayuntamiento de Cuernavaca implementara su uso indeclinable en calles, comercios, espacios y transporte públicos, señaló Vanesa García.
Yolotzin Tapia indicó que al hacerse forzosa la utilización cotidiana y en lugares públicos, es necesaria la concientización de la gente en cuanto a los beneficios de la medida, puesto que son mayoría las personas renuentes e incrédulas respecto a la utilidad del nuevo hábito, incluidos al constante lavado de manos y la sana distancia.
Sobre la importante medida preventiva, el maestro Domingo Tena argumentó que la obligatoriedad debe ir acompañada de sanciones administrativas, ya que a todo incumplimiento de una ley corresponde una penalización, siempre y cuando ésta no esté fuera del alcance pecuniario del infractor, sobre todo en esta situación de crisis económica.
La doctora Ana Burguete y el secretario técnico del CMCC-19, Rafael Baldovinos, coincidieron en señalar que durante cuatro meses, Comité y Ayuntamiento han promocionado por todos los medios el mensaje del uso de la prenda; sin embargo, a estas alturas de la pandemia, sólo una de cada diez personas atiende la recomendación.
La conclusión del comité e invitados es en el sentido de la factibilidad jurídica y social de hacer imperativa la utilización del cubrebocas, como una de las acciones básicas de contención del covid-19 y para no repetir casos lamentables como el de la Ciudad de Mérida, donde volvieron al confinamiento y al semáforo epidemiológico en rojo, con desastrosas consecuencias para la economía".