“A nadie es lícito mantenerse ocioso”, dijo el gobernador Marco Adame en el acto conmemorativo por la creación del estado y así aceptó el llamado que volviera a emitir el presidente del Congreso, Julio Espín Navarrete, para la concreción de un gran pacto para la recuperación de la confianza en la democracia y en las instituciones.
A 142 años del decreto emitido por don Benito Juárez García, que diera presencia a nuestro estado de Morelos, sus autoridades todavía tratan de ponerse de acuerdo sobre la congruencia política y la civilidad que debe existir entre quienes gobiernan.
La congruencia, que no es otra cosa que hacer lo mismo que se pregona, no puede condicionarse a una firma o a un acuerdo; quien no lo es, no lo será jamás. Es un asunto de principios y de crecimiento en valores.
La civilidad es –nos define Jahir Rodríguez Rodríguez, en su biblioteca virtual- quizá el atributo más significativo de la cultura urbana; consiste en el reconocimiento que se da entre los asociados en un territorio y espacio cultural determinado, en el que concurren las diferencias y el acuerdo expreso de superar las discrepancias mediante la identificación de reglas comunes para compartirlo.
En verdad, cree usted amable y respetado lector que con la firma de un pacto, ¿puedan alcanzarse tan profundos conceptos y en su caso ser respetados por sobre los intereses partidistas y personales que tienen cegados a nuestros representantes populares? Yo no.
En lo que sí empatamos es en el llamado de atención que hizo el titular del Ejecutivo cuando advierte que “es preciso trascender la retórica de tranquilidad y de paz; ésta no llegará por decreto, no llegará por una iniciativa legislativa, no llegará por una decisión individual… este cambio nos requiere a todos, nos necesita a todos. Es el momento de convocar a todos los Poderes, a todos los líderes, a los partidos políticos, a todas las formas de organización, para dejar claro que esa fuerza constructora de paz que habita en cada morelense, es el baluarte de un gran movimiento social de unidad a favor del desarrollo de la justicia, de la seguridad y de la paz para Morelos”.
¡Vaya reto! Son los tres poderes. Ejecutivo y Legislativo tienen hasta 2012 para demostrarnos que su acuerdo dará frutos; el Judicial maneja otros tiempos pero no por ello puede ser ajeno a la grandísima responsabilidad de cumplir su función de