Desde el accidente hasta este miércoles no se presentaron funcionarios ni brigadas de Petróleos Mexicanos (Pemex) para realizar el trasvase del combustible a fin de no exponer a la población. Tampoco se aparecieron funcionarios de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para aplicar medidas que permitieran salvaguardar la integridad de las familias que habitan cerca o de las decenas de trabajadores de los negocios vecinos.
En las labores para retirar los escombros y la “salchicha” con gasolina sólo participaron elementos de Protección Civil Municipal y los bomberos del municipio, quienes se dieron a la tarea de colocar agua ligera y polvo contra fuego para tratar de controlar el nivel del explosividad de la gasolina. Además, este miércoles continuaron colocando tierra y removiendo los restos de combustible de manera artesanal.
Paradójicamente, el accidente ocurrió en un punto donde la parte alta del distribuidor vial es federal, mientras que la parte baja donde cayó el segundo contenedor es local, posiblemente por esa razón las autoridades federales dejaron solas a las municipales en las maniobras de remediación.
Sin embargo, pese a esas labores, el riesgo de un nuevo incendio continúa, pues los bomberos realizaron una prueba al combustible estancado y que había sido tratado con agua ligera y polvo contra fuego y la capacidad de incendiarse seguía intacta, razón por la que se prohibió a los vecinos hacer reconexiones de energía eléctrica o quemar basura.
Luego de que una grúa retiró el contenedor, el director de Protección Civil, Rubén Apáez Omaña, informó que ya ha solicitado a la Dirección Estatal de Protección Civil su intervención para solicitar que la Profepa acuda al lugar para supervisar las labores de remediación. Mientras tanto, ese carril de la carretera México-Oaxaca continuará cerrado a la circulación.