Ante la evidencia de que la matanza en la Quinta Italia el 18 de julio en Torreón fue realizada por reos de ese penal. Anteriormente hubo otras dos matanzas también en Torreón. En ese crimen se usaron armas de los custodios del penal. Se sabe que los reos usaron automóviles oficiales y cruzaron tres veces el puente entre Gómez Palacio y Torreón con uniformes de los custodios del penal.
Las autoridades dicen que se trata de sicarios del “Chapo” Guzmán en la lucha contra los Zetas. Pero hay que considerar un segundo efecto, el de la desestabilización de gobiernos constituidos. A veces es el “Chapo” contra los Zetas; en fin, todos los cárteles están utilizando lo peor de la sociedad para castigarla y con esto convertir a nuestra nación en un estado fallido. ¿A quién beneficia todo esto? Aparentemente a hacer ricos a quienes venden la justicia, a quienes usan a los delincuentes para beneficio propio, cuando ostentan una posición en el servicio público. Es decir, dentro del mismo aparato del Estado está el verdadero enemigo del Estado, quiérase o no es la corrupción dentro del mismo sistema la que está llevando a estos excesos.
Si uno ve los comentarios o los artículos en la prensa o en las redes electrónicas puede darse cuenta que la corrupción es el blanco principal, pero lo peor de todo es que la mayoría liga a los actos delictivos con la inmoralidad de los gobernantes, la mayor parte de las opiniones coincide en que la corrupción está muy dentro del aparato oficial; ya nadie se sorprende de casos tan patéticos como éstos. Ésta es la razón que tiene la sociedad: desconfianza, lo que debilita realmente al Estado.
Por ello es por lo que salen a discusión nuevamente temas como la pena de muerte, como de un gobierno militar, soluciones paramilitares y otras medidas extremas. Todo esto es síntoma del hartazgo al que ha llegado la ciudadanía. Es claro que no es con estas medidas extremas con lo que se van a solucionar los problemas sociales, se requiere de procedimientos más inteligentes como el de investigar detenidamente a los funcionarios públicos, seguir la pista no sólo de los custodios y de la directora de Gómez Palacio, sino investigar hacia arriba y a los otros penales, no solamente en ese estado, sino a todos los del país.
De ahí para arriba.
La reacción de repudio de la gente se vio muy claramente en el proceso electoral que acabamos de vivir. Los políticos interpretan los resultados como el éxito de las coaliciones, pero creo que hay otra explicación. Se interpretan los resultados como que la coalición tuvo éxito en tres de las trece elecciones. Yo la veo diferente, de trece elecciones seis las perdieron los gobernadores repudiados por la ciudadanía, sin importar su pertenencia partidista, y otras dos estuvieron en camino de lo mismo. ¿No se dan cuenta que la gente está reprobando a sus gobernantes? Éstos son de diferentes partidos, pero ya la gente empieza a medir la efectividad de sus gobernantes, y si hubiera más certeza electoral, más gobernadores hubieran perdido. Está a juicio el sistema de partidos y el sistema en su conjunto.
Durante la guerra contra el narco la administración del presidente Felipe Calderón ha extraditado a un número grande de capos de la droga a los Estados Unidos. Pero a partir de entonces las fugas de las prisiones se empezaron a agudizar. La más clara ocurrió en el estado de Zacatecas en mayo de 2009, cuando 53 reclusos salieron de sus celdas y huyeron en carros que los estaban esperando. Si a eso agregamos también la fuga hace años del mismísimo “Chapo” Guzmán, vemos que el sistema penitenciario y el sistema judicial en general es lo que está provocando que tengamos estados que en lugar de soberanos, podríamos llamarlos estados fallidos.
Es por eso que en estos momentos la credibilidad del gobierno y especialmente de los gobernadores está muy por debajo de lo que se podría considerar una posición de autoridad moral. Al contrario, o son gobernadores muy poco capacitados para gobernar o son igualmente corruptos, y esa corrupción permea hacia abajo, y estamos llegando a las aberraciones como la de los penales-hoteles, o el que se escapen de las cárceles reos conectados con el narcotráfico.