Su idea es regresar a los orígenes del partido. Lo mismo se ha visto en el PRD, entre las distintas tribus peleando, entre López Obrador y ahora Marcelo Ebrard y los “Chuchos” se ha visto no solo una lucha interna sino una fragmentación de este partido.
En el PRI también esta pasando lo mismo, únicamente que hasta ahora ha sido menos visible. Pero hay un evento que empieza a descubrir la lucha interna que hay dentro de ese partido y es la elección de gobernador del Estado de Guerrero.
Hace algunos meses la Presidenta del PRI, Beatriz Paredes se reunió con los ex-gobernadores de Guerrero para tener una transición electoral muy suave y mostrar unidad. En esa ocasión todos se comprometieron a apoyar un solo candidato. Entonces Ángel Heladio Aguirre dijo que se hacía un lado, pero quería que su hijo fuera diputado. El joven Aguirre fue nominado y después electo diputado federal y pasado un tiempo Ángel Aguirre dijo: “bueno yo siempre sí quiero la gubernatura”.
Así siguió el proceso por algún tiempo y el fiel de la balanza empezó a inclinarse hacia Manuel Añorve Baños como el posible candidato de unidad. Así se hizo, pero al anunciarse inmediatamente empezó un desacuerdo que Ángel Aguirre protagonizó, no acató la decisión del Partido y buscó la nominación por fuera de este. De esa manera la izquierda que no tenía un candidato viable; ya que el candidato natural hubiera sido Armando Chavarría que fue asesinado un año antes, entonces empezaron a ver las posibilidades de alguien con conexiones políticas y que tuviera alguna posibilidad de derrotar al candidato del PRI. Aguirre aceptó participar por fuera del PRI y empezó un proceso de precampaña donde menudearon los ataques, entre él y su primo, tratando que la opinión pública los respaldara.
Ya formalizados los hechos empezó la gran guerra entre los dos candidatos y también una guerra dentro PRI, ya que como sucedió en Oaxaca, en Puebla y en Sinaloa la lucha sería PRI contra el PRI. Pero vino un factor más en esta lucha que era el hecho de que se rompiera la disciplina en el partido; ya que 8 diputados locales se adhirieron a la candidatura de Aguirre y en esa forma el PRI ya dividido, hizo pública esta lucha interna.
La prueba de la división interna del partido se dio en la Legislatura local. Venía el cambio de Mesa Directiva de la Cámara y algunos diputados revivieron la propuesta que había hecho en su tiempo Armando Chavarría, en la cual le entregaban la Presidencia de la Cámara y de la Comisión Política a un representante del Partido Acción Nacional. En ese momento los priístas, encabezados por Héctor Vicario y Guadalupe Gómez Maganda, abandonaron el recinto. Ante su sorpresa, los 8 disidentes no salieron con ellos de manera que continuó el quórum dentro del Congreso del Estado, se tomó la votación y se aprobó la proposición en que estaba en desacuerdo la cúpula priísta. Pero luego vinieron los desfiguros, mencionaron que era una traición, que habían llevado a Aguirre con Rubén Figueroa y que después se había desdicho de su palabra, en fin todas las recriminaciones en las que se pueden pensar.
Pero luego empezó a verse que ambos candidatos tenían también padrinos importantes. Se dice que Manuel Añorve cuenta con el apoyo de Manlio Fabio Beltrones, el líder del Senado; por otro lado, o por lo menos así lo presume Ángel Aguirre, que cuenta con el respaldo de Enrique Peña Nieto.
De manera que la división está muy clara, ya se están jugando también las posiciones para buscar la candidatura del PRI a la Presidencia de la República. Pero esta situación tiene efecto en la política del Estado ya que la clase política local está dividida en relación a las posibles candidaturas a la Presidencia de la República. Quiérase o no el efecto va a ser una elección de PRI contra PRI que solamente tendrá una consecuencia. Si gana Añorve seguirán los mandos del Estado igual, si gana Ángel Aguirre habrán cambiado. ¿Será este el momento en que se acabe el gran cacicazgo tradicional del Estado de Guerrero?