Jaurías que hasta hace algunos meses sólo se veían en la periferia de los mercados, tiraderos de desperdicios y colonias alejadas, ahora están invadiendo el primer cuadro de la ciudad, lo que representa un riesgo latente para los peatones, sobre todo para los menores de edad que, junto con su familia, tienen que caminar por el lugar en el trayecto a sus escuelas o domicilios.
La ausencia de responsabilidad de algunas personas dueñas de canes también contribuye al problema, al no brindarles lo cuidados que necesitan, dejándolos en la calle para que busquen su comida por sí solos.
A partir de unos días a la fecha se han dejado ver numerosos perros deambulando por el centro histórico u ocupando las banquetas en la periferia del palacio municipal, sin que nadie haga nada por evitarlo; lo que aumenta el riesgo para la población, la que no sólo está expuesta a un ataque de las jaurías, sino al problema sanitario que representan al defecar en la vía publica.