Quien agregó que “es una pena lo que le sucede a la ciudad, pues ni siquiera los jóvenes que practican este tipo de rayones, saben el significado de sus acciones”, esto mientras mostraba la pésima estética de la calle Gabriel Tepepa.
“La presencia nocturna de jóvenes que sprays en mano, se dedican a colocar todo tipo de leyendas en viviendas y comercios, se ha vuelto un mal crónico para la ciudad y es el resultado de la influencia de una cultura como la norteamericana, que vio nacer este tipo de expresiones”, comentó.
“Para nosotros, como afectados, los costos por la limpieza y repintado de las bardas significan gastos extras a nuestra economía y lo más lamentable es que parecería que se carece de vigilancia policíaca en la ciudad, pues no hay resultados a favor de controlar este problema”, asevera.
De acuerdo al Código Penal para el Estado de Morelos, en su artículo 195 BIS: A quien por cualquier medio realice inscripciones, leyendas, consignas, anuncios, pintas, letras, grabados, marcas, signos, símbolos, rayas, nombres, palabras o dibujos en la vía pública, en bienes inmuebles o muebles de propiedad privada o pública, como expresión gráfica denominada graffiti, utilizando elementos que dañen su apariencia o estado normal u original, como pueden ser aerosoles, lijas, abrasivos o lacas, y sus derivados, sin que cuenten
previamente con la autorización de la persona que deba otorgarlo, se le impondrán:
De seis meses a un año de prisión, de 15 a 30 días de trabajo a favor de la comunidad y de 20 a 50 días-multa, cuando el monto del daño causado no exceda de 20 veces el salario mínimo. Asimismo, considera otras sanciones, tomando en cuenta la cuantía del daño realizado.