Lo que pasó en otros estados, en Guerrero, en Puebla, en Oaxaca era precisamente lo que se trataba de evitar en el Estado de México, que el candidato que fuera descartado por el PRI airadamente se fuera a la oposición y en esta forma ganar la elección al PRI que poco a poco ha ido reestructurándose para tratar de ganar la Presidencia de la República.
La idea de la alianza con sus detractores y sus promotores era precisamente eso, repetir el esquema que había dado resultado en otros estados y tratar de ganarle la partida a Peña Nieto. En su casa no podría darse el lujo de perder, porque estaba en juego sus aspiraciones de ser Presidente de la República. Había una línea de realeza en el grupo Atlacomulco. Si vemos la historia de los gobiernos de ese Estado, es claro que todos han salido del mismo grupo, hay una especie de lista de espera de la nobleza mexiquense tratando de mantener su hegemonía en la entidad.
En las encuestas aparecía Alfredo del Mazo como el más conocido, no es difícil entender porque hasta hay una avenida con el nombre de sus antecesores, su padre y su abuelo. Además el hecho de que Peña Nieto también es miembro del grupo Atlacomulco se empecinara en dejar a uno de los suyos parecería la posibilidad de que el candidato que la alianza necesitaba para poder derrocar el PRI en una entidad tan importante como el Estado de México podría venir de los descartados como sucedió en otras entidades.
Había otras consideraciones, no solo alejarse del estigma del nepotismo o del grupo político, sino también que uno de los precandidatos, que no era del grupo Atlacomulco, no venía de la nobleza sino de la cultura del esfuerzo y que cuatro veces había ganado en el municipio más populoso del país, este era uno de los atributos que diferenciaban al candidato Eruviel Avila de sus contrincantes. Finalmente Peña Nieto decidió irse por ese lado para evitar, precisamente que la alianza tomara fuerza y que en un descuido el candidato desplazado pudiera irse a la oposición. Lo que no pasaría con los otros candidatos que estaban muy ligados al grupo Atlacomulco.
Si vemos la consulta sobre la alianza PAN-PRD, encontramos que una vez resuelto como se resolvió el caso del Estado de México, no había lugar para que ésta tuviera realmente gran importancia. Casi al mismo tiempo que se estaba haciendo la consulta sobre la alianza, estaba destapándose el candidato del Estado de México en el más puro estilo priísta, con consideraciones políticas, antidemocrático, como se quiera ver, pero finalmente efectivo en el momento político de ese Estado. Fue un juego de ajedrez que estaba siendo dominado por la cabeza más que por el corazón o por la historia de un grupo hegemónico.
Siendo realista, con más de diez millones de votantes y la mayor parte en el Valle de México, la consulta a la que acudieron un grupo de personas mucho más limitado no representa realmente un mandato que ni el PRD ni el PAN pudieran considerar como suyos, a pesar de que el Presidente del PAN dijo que “mejor imposible”, la verdad es que el resultado era en realidad muy anémico y no tenía el peso suficiente para que la alianza se convirtiera en una realidad.
La presencia del candidato de la izquierda Alejandro Encinas que se negó a participar como parte de la Alianza, toma fuerza en momentos en que es necesario tener presencia ante el electorado, su actitud de mantener sus principios más que el oportunismo le da una gran ventaja y en estos momentos la alianza está realmente muerta.