Exhibido de manera permanente en el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec, regresó a la Casa de Morelos, donde también fue exhibido de manera temporal hace dos años en ocasión del Bicentenario del Sitio de Cuautla de 1812.
Fue el director del museo local, Carlos Barreto Mark, quien anunció la deferencia para Cuautla, con el regreso de la primera arma de artillería que tuvo Morelos en su lucha.
De acuerdo al cronista Óscar Apáez Godoy, “la pieza fue donada por los Galeana a Morelos y fue parte fundamental de la defensa de Cuautla, luego de ser usado en la toma de Izúcar de Matamoros”.
Aquí se usó para defender las calles de Escolta de Morelos, Temor y otra que tenía el nombre de Cañoncito Niño, desde lo que hoy es calle Bollás hasta el centro”.
En esta ocasión, el cañoncito será exhibido en el Museo de Oriente junto con el sable que empuñaba el general Morelos, hasta el próximo 21 de mayo.
Tras recordar que “El Cañoncito Niño” es la primera arma de artillería que tenía Morelos, sostuvo que “no tenían un armamento en forma, entonces eran mosquetones, ondas, flechas lanzas y este instrumento de artillería que le dio Hermenegildo Galeana, cuando Morelos pasó por Tecpan, fue usado en la defensa de Cuautla”. El cañoncito forma parte de una muestra permanente del Museo Nacional de Historia, en el Castillo de Chapultepec, “como una de sus exhibiciones más importantes”.
De acuerdo a Apáez Godoy, “desde Tecpan lo traían en las ancas de un macho, el cual lo manejaba un costeño conocido como Clara y estuvo en la toma de Acapulco, se usa en la toma de Izúcar y llega a Cuautla, donde se convierte en un armamento fundamental porque no podían meter los cañones grandes”. De hecho, por su movilidad “confundía a los realistas, quienes llegaron a pensar que los insurgentes tenían varios cañones, pero en realidad lo movían en el animal de carga”.
Esta pieza es exhibida en el Museo Histórico de Cuautla, Casa de Morelos, junto con el sable original que utilizó el general José María Morelos y Pavón durante los 72 días que tardó el sitio impuesto a Cuautla por el realista Félix María Calleja.
Barreto Mark explicó que “la pieza histórica también fue prestada por el Museo Nacional de Historia de la ciudad de México, ante las gestiones efectuadas”. El sable fue hecho por Johan Casper y cuenta con una guarnición de plata y empuñadura forrada con piel de reptil.