Se trata de un ciudadano blanco de 24 años, según la policía, que no descarta que haya más implicados
El sospechoso de la serie de paquetes bomba que ha aterrorizado a Austin (Texas) murió este madrugada al detonar un artefacto en su coche cuando iba a ser detenido. La policía afirmó que iba solo y que falleció en el acto. No facilitó su identidad ni tampoco dio detalles sobre su móvil. El supuesto suicidio se registró después de un corto tiroteo con un agente en la carretera interestatal 35, a la altura de Round Rock, al norte de Austin (950.000 habitantes). Algunos medios señaalron que se trataba de un hombre blanco, de 24 años.
Al fallecido se le atribuye la colocación de cinco bombas en dos semanas. Las deflagraciones acabaron con la vida de dos personas e hirieron a cinco. Los tres primeros ataques fueron artefactos explosivos dejados a la puerta de las casas. El hecho de que las dos víctimas mortales fueran negras hizo pensar que se trataba de crímenes raciales. El cuarto estallido, sin embargo, debilitó esta hipótesis: era una bomba que, activada por cable, estalló al paso de dos viandantes blancos en una zona residencial. La última deflagración se registró en una sede de la empresa de paquetería FedEx a 100 kilómetros de Austin.
Las autoridades identificaron al sospechoso tras revisar la grabación de las cámaras de seguridad del centro de FedEx. Accedieron también a los recibos y a su historial. Fialmente, se le localizó mediante su teléfono móvil en un hotel en el condado de Williamson.
La continuidad de las explosiones y su carácter indiscriminado desataron el pánico en la ciudad. Las autoridades llamaron a la calma y ofrecieron 115.000 dólares por una pista. Cientos de policías fueron destinados al caso. Los avances fueron escasos hasta la localización del sospechoso esta madrugada. La falta de detalles sobre su muerte y, sobre todo, el silencio policial en torno a su supuesto móvil mantenían el enigma abierto.