El presidente Donald Trump y su rival demócrata Joe Biden se preparan para enfrentarse en su debate final este jueves, una de las últimas oportunidades para que el mandatario, rezagado en las encuestas, cambie la trayectoria de una campaña cada vez más contenciosa.
Temerosos de perder la Casa Blanca, algunos asesores están exhortando a Trump a dejar de lado su estilo agresivo del primer debate y optar por un tono más calmado que ponga a Biden más en el centro de atención. Pero no está claro si el presidente seguirá el consejo.
Biden, que ha hecho una pausa en sus viajes de campaña para concentrarse en la preparación del debate, prevé que Trump se enfocará en atacarlo intensamente a nivel personal. El exvicepresidente y su círculo íntimo consideran que con ello el mandatario intenta distraer la atención del coronavirus, sus efectos económicos y otras crisis.
A menos de dos semanas del día de los comicios, Biden encabeza la mayoría de los sondeos nacionales y tiene una ventaja algo más estrecha en los estados electoralmente disputados que pudieran ser decisivos en la contienda. Más de 42 millones de personas han votado ya.
El debate, moderado por Kristen Welker de la NBC, es una última oportunidad para que los candidatos presenten sus posiciones ante una audiencia en televisión de decenas de millones de votantes.
“La regla es que los últimos debates antes de las elecciones tienen un gran impacto”, dijo el historiador presidencial Michael Beschloss, que especificó claramente cuál fue el legado del primer debate entre los dos candidatos: “Ése fue el debate presidencial más descontrolado que hemos visto”.