Emma Coronel Aispuro, la esposa del narcotraficante conocido como el Chapo, se declarará culpable esta semana de los cargos de ayudar a su esposo a operar su imperio multimillonario y, después de uno de sus arrestos, de ayudarlo a escapar de manera dramática de una prisión de máxima seguridad en México, según una persona familiarizada con el caso.
Se espera que Coronel Aispuro, de 31 años, se presente ante la Corte Federal de Distrito en Washington la mañana del jueves para declararse culpable. En febrero fue detenida en el Aeropuerto Internacional de Dulles, cerca de Washington, luego de una investigación de casi dos años llevada a cabo por funcionarios estadounidenses, que indagaron sobre su papel como cómplice de su marido, cuyo nombre es Joaquín Guzmán Loera.
Guzmán, quien alguna vez fue el líder del Cártel de Sinaloa, fue condenado en 2019 en un juicio federal en Brooklyn y ahora cumple una sentencia de cadena perpetua en la llamada cárcel Supermax de Colorado, la prisión federal más segura de Estados Unidos. Coronel, su tercera —o tal vez cuarta— esposa había seguido libre incluso después de que un jurado lo encontró culpable y viajaba entre Estados Unidos y México hasta el momento de su arresto.
Cuando fue detenida por el FBI, hubo mucha especulación sobre si Coronel, quien tiene doble nacionalidad de México y Estados Unidos, buscaría ofrecer información al gobierno sobre los aliados, parientes y socios de negocio de su esposo a cambio de una sentencia menos severa. Pero su acuerdo con los fiscales en Washington no requiere que coopere con las autoridades de Estados Unidos, dijo la persona con conocimiento del caso.
Es poco habitual que las fuerzas del orden procesen a las esposas de los narcotraficantes, pero la historia de Coronel, una exreina de belleza cuya familia tiene un pasado legendario en el negocio de las drogas, es atípica.
Los fiscales del juicio del Chapo presentaron pruebas significativas de que ella —como muchas de sus amantes— estaba profundamente inmiscuida en su actividad delictiva y a menudo le ayudaba a enviar mensajes a su propio padre, Inés Coronel Barreras, quien fue uno de los principales lugartenientes de Guzmán Loera antes de su arresto en México en 2013.
Otros mensajes presentados en el juicio mostraron que Coronel estuvo íntimamente involucrada en ayudar a Guzmán a evadir la captura después de una redada fallida por parte de las autoridades mexicanas y estadounidenses en Cabo San Lucas en 2012. El algunos de los mensajes, que Guzmán Loera le escribió, describía cómo se había fugado de su villa frente al mar justo cuando los integrantes del operativo derribaban la puerta de una casa cercana.
Coronel también fue clave para ayudarle a escapar del Altiplano, el penal de máxima seguridad cerca de Toluca, México, en 2015, luego de que personal militar y de seguridad de México y Estados Unidos lo rastrearon el año anterior en un hotel de playa en Mazatlán. Los fiscales aseguran que Coronel Aispuro, gracias a sus privilegios de visita conyugal, actuó como emisaria de su esposo frente a un equipo de conspiradores, en el que participó su propio hermano, que planearon la fuga al construir un túnel de más de un kilómetro y medio hasta la ducha de su celda.
En 2016, luego de que Guzmán fue capturado de nuevo y devuelto al Altiplano, Coronel buscó ayudarle a escapar una vez más ideando un plan para sobornar a un alto funcionario penitenciario, según declaraciones presentadas en el juicio. Sin embargo, Guzmán Loera fue extraditado a Estados Unidos antes de que el plan pudiera llevarse a cabo.
Por el cargo inicial de asociación ilícita que se le imputó, Coronel enfrentaba entre 10 años y cadena perpetua. Pero, según lo que dijo la persona con conocimiento del caso, gracias al acuerdo con el gobierno, será designada como “participante mínima” en la conspiración y es probable que su sentencia sea mucho menor.