El Tribunal del Vaticano absolvió a dos sacerdotes acusados sobre supuestos abusos sexuales a un menor de edad.
El sacerdote italiano Gabriele Martinelli era acusado de violación a uno de los residentes del preseminario San Pío X. Mientars que el sacerdote Enrico Radice, de 72 años, quien era entonces el rector de la entidad donde se produjeron las presuntas violaciones, también fue absuelto luego de ser procesado por haber protegido sistemáticamente al presunto agresor.
Las absoluciones fueron por prescripción, falta de pruebas y por considerarlos no culpables, de acuerdo con la sentencia leída en la aula instalada en los Museos Vaticanos.
¿De qué eran acusados los dos sacerdotes?
A Gabriele Martinelli de 28 años se le atribuían una serie de abusos a otro estudiante entre 2007 y 2012, cuando ambos eran menores de edad, aunque él era mayor y coordinaba las actividades del preseminario en el que residen los jóvenes que hacen de monaguillos en la basílica de San Pedro mientras valoran si continúan con el camino sacerdotal.
Enrico Radice de 71 años era acusado de haber supuestamente encubierto y protegido a Martinelli, considerado uno de sus pupilos. El promotor de Justicia Vaticano, Roberto Zannotti, había pedido seis años de cárcel para Martinelli y cuatro para Radice.
La puesta víctima, identificada como L.G, que abandonó el preseminario tras los hechos, confirmó haber sufrido abusos sexuales durante años por parte de Martinelli.
Las investigaciones comenzaron en noviembre de 2017 después de los hechos registrados en el libro Peccato originale del periodista Gianluigi Nuzzi.
Uno de los exalumnos, Flaminio Ottaviani, de 34 años, aseguró haber visto a Gabriele Martinelli “tocar las partes íntimas” de otro alumno; mientras que Andrea Spinato, de 31, habló de “toqueteos” a los más jóvenes, pero genéricamente, sin aportar detalles.
Spinato, que estudió en el preseminario entre el 2000 y el 2008, aseguró que el imputado Martinelli tenía un “rol dominante muy fuerte” gracias al rector y que su “actitud homosexual” era notoria.
La diócesis llevó a cabo su propia investigación y reconoció una indemnización de 20 mil euros para la víctima, que nunca fue pagada, y sancionó a Martinelli aislándolo en un monasterio en la región alpina de Valle de Aosta luego en Como, donde solo podría hablar con su familia y superiores.