Suiza tiene regulado la muerte asistida para ciertos casos que cumplen con requisitos legales. En 2020, alrededor de 1300 personas hicieron uso de ese derecho, sobre todo personas de edad avanzada o con enfermedades terminales. Ahora, el país europeo aprobó una cápsula que hará más sencillo el proceso de eutanasia.
Diferentes países del mundo han aprobado la muerte asistida, siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos. Ahora Suiza llevó este derecho más allá, y aprobó el uso de una cápsula impresa en 3D, que es transportable, para que la persona muera dónde y cuándo desee.
¿Quién puede acceder a la cápsula de suicidio en Suiza?
Para poder emplear la cápsula de muerte asistida, la persona debe responder una encuesta online, donde se evaluará con condición mental, y se aprobará o no el empleo de la cápsula transportable.
La junta de revisión médica de Suiza autorizó el uso del Suicide Pod. La cápsula portátil tiene forma de ataúd con ventanas, y puede llevarse a un lugar pacífico, para que la muerte asistida sea más armoniosa, para los últimos momentos de vida de una persona.
El inventor Philip Nitschke de Exit International dijo que su “cápsula de la muerte” ofrece un enfoque diferente.
“Queremos eliminar cualquier tipo de revisión psiquiátrica del proceso y permitir que el individuo controle el método por sí mismo”, dijo.
“Nuestro objetivo es desarrollar un sistema de detección de inteligencia artificial para establecer la capacidad mental de la persona. Naturalmente, hay mucho escepticismo, especialmente por parte de los psiquiatras”, agregó Nitschke.
¿Cómo funciona la cápsula del suicidio suiza?
La cápsula de muerte asistida de Suiza puede activarse desde el interior y ofrece varias opciones para los momentos finales. Si la persona es habilitada a usar el dispositivo, se le da un código de acceso.
Una vez dentro del aparato, la persona contestará algunas preguntas, y luego podrá presionar un botón que iniciará el proceso de inundar el interior con nitrógeno. Lentamente, el oxígeno se agotará y la persona entrará en un estado de desorientación.
“Todo tarda unos 30 segundos”, explicó el inventor. “La muerte se produce por hipoxia e hipocapnia, privación de oxígeno y dióxido de carbono, respectivamente. No hay pánico, no hay asfixia”.
La cápsula de muerte asistida, así como las políticas de Suiza respecto a la eutanasia, ha generado un gran tráfico turístico de personas que, por diferentes razones, quieren terminar con su vida, y llegan al país con esa intención.