Japón ha detectado sus primeros casos de transmisión comunitaria de la variante ómicron de la COVID-19, tres miembros de una familia residente en Osaka, en el oeste del país, sin historial de viaje al extranjero, informan hoy las autoridades.
Es la primera vez que el país detecta un caso de ómicron con ruta de contagio desconocida y en una persona no llegada del extranjero desde que identificó su primer contagio con la variante en el territorio a finales de noviembre en un diplomático llegado de Namibia.
Los pacientes son tres miembros de una misma familia, una niña de menos de 10 años y sus padres en la treintena, que empezaron a manifestar síntomas entre los días 18 y 20 de este mes. Todos presentan un cuadro leve y están ingresados, detalló hoy el gobernador de Osaka, Hirofumi Yoshimura, en una reunión sobre la gestión epidémica.
“Las autoridades sanitarias están haciendo una búsqueda amplia de personas que hayan podido ser contactos cercanos, para que se hagan un test”, dijo Yoshimura, que instó a los gobiernos locales a acelerar la vacunación, incluida la de refuerzo entre los mayores y en las residencias de la tercera edad.
Japón endureció sus restrictivas medidas fronterizas a raíz de la detección de ómicron, paralizando la llegada de nuevos residentes extranjeros y vetando la entrada a residentes procedentes de una decena de países africanos duramente golpeados por la cepa, unas medidas que en principio iban a prologarse hasta finales de mes.
El primer ministro nipón, Fumio Kishida, anunció en la víspera que el país mantendrá las restricciones hasta nuevo aviso, mientras se estudia la transmisibilidad y peligrosidad de la variante.
“No hemos establecido una política fiable de detección de ómicron, así que continuaremos con las mismas medidas durante algún tiempo“, dijo el mandatario sin dar más detalles al respecto.