Apenas va iniciando el año y ya tenemos la noticia sobre la aparición de una nueva variante (sí, otra) del COVID-19.
En esta ocasión la variante fue detectada en Francia, donde ya se le relacionó con 12 contagios, aunque el denominado ‘caso índice’ venía regresando de un viaje a Camerún.
¿Qué más sabemos sobre esta variante? Aquí algunos puntos:
- La variante es conocida como B.1.640.2.
- Tiene 46 mutaciones en una “combinación atípica” y, por lo tanto, tiene más que ómicron (37).
- La variante francesa del COVID contiene mutaciones vistas en otras variantes de preocupación.
- Por una parte está la mutación N501Y, que se detectó inicialmente en Alfa y hace que el virus SARS-CoV-2 se propague con mayor facilidad en el cuerpo del infectado al unirse con más fuerza a las células.
- Por otra parte, está la E484K, que pertenece a las llamadas mutaciones de escape que se anidan directamente en la proteína de la espiga, lo que posiblemente podría perjudicar la eficacia de las vacunas.
¿Qué dice la OMS sobre esta variante?
La respuesta del organismo ha sido de cautela pues, por ahora, han descartado que represente una amenaza, como es el caso de ómicron.
De hecho, en palabras de Abdi Mahamud, experto en COVID del organismo de salud, esta variante ha estado en el radar del grupo.
“Ese virus tenía muchas posibilidades de avanzar”, señaló.
La OMS monitorea una serie de variantes, y cuando considera que una de ellas podría representar un riesgo importante, la declara “variante de preocupación”.
¿Y qué letra le tocaría a la variante francesa?
En mayo de 2021, la OMS anunció que utilizaría un nuevo sistema para definir a las variantes del virus SARS-CoV-2.
Un grupo de expertos propuso este nuevo método para ofrecer unas “etiquetas sencillas, fáciles de decir y de recordar” para las variantes, que muchas veces eran llamadas o conocidas por el lugar donde se detectaron por primera vez.
Por ello, en caso de que esta variante sea designada como de interés o de preocupación, en teoría tendría que ser designada como la variante Pi.