Con el recuerdo de la crisis sanitaria provocada por la variante Delta en 2021, India se prepara ante una posible avalancha de COVID-19, debido a Ómicron y restablece restricciones en varias de sus enormes ciudades.
Las infecciones por COVID-19 están lejos de los terribles datos del segundo trimestre del año pasado, cuando miles de personas morían a diario y la ciudad santa del hinduismo Varanasi mantenía encendidas a todas horas las piras funerarias para la cremación masiva de las víctimas de la pandemia.
Pero los contagios diarios de se han triplicado en dos días esta semana, superando los 90 mil en este país de mil 300 millones de personas, lo que ha encendido las alarmas de algunos expertos de la India ante un futuro colapso de los hospitales.
En el área de Delhi, donde se ubica la capital de la India, se ha impuesto un toque de queda durante el fin de semana para pedir que la gente se quede en casa si no son trabajadores esenciales.
La misma medida se ha tomado en la ciudad de Bangalore, centro tecnológico de la India. Y en Bombay, capital financiera, las autoridades introdujeron un toque de queda nocturno para evitar aumento de caso de COVID-19.
“Incluso un pequeño porcentaje de casos se traduce en un número grande en términos absolutos”, dijo Gautam Menon, profesor de la Universidad Ashoka que ha trabajado en modelos de propagación del COVID-19 en la India.
“Esto potencialmente puede poner en dificultades a nuestros sistemas sanitarios a niveles comparables o peor que en la segunda ola (de 2021)”. Gautam Menon, profesor de la Universidad Ashoka
Médicos y enfermeras en la India por ahora son optimistas por el menor número de casos graves de COVID-19 entre los pacientes ingresados y por la experiencia acumulada.
“El año pasado no sabíamos exactamente con qué estábamos lidiando. Creo que ahora, mentalmente, es un poco mejor”, dice una enfermera de un hospital de Delhi, que requirió el anonimato por no estar autorizada a expresarse en público.
Suresh Kumar, director del hospital Lok Nayak Jai Prakash de la capital de la India, indicó que el aumento “no era motivo de pánico”, aunque los ingresos hospitalarios se hayan cuadruplicado hasta 20 a principios de semana.
El gobierno del primer ministro de la India, Narendra Modi, hasta ahora ha dejado de lado la posibilidad del confinamiento nacional introducido durante el catastrófico brote del año pasado.