Varios países europeos han optado por implantar la vacunación obligatoria para las actividades sociales y de ocio como vía para luchar contra la ómicron, que ha disparado los contagios y tensionado algunos sectores económicos por el incremento de bajas laborales.
El gobierno francés ha preferido evitar la obligación de vacunarse, pero impone en su lugar un certificado de vacunación que será necesario para muchas actividades de la vida social desde finales de esta semana, una vez que entre en vigor una nueva ley adoptada definitivamente por el Parlamento el pasado domingo.
Uno de los países con las medidas más estrictas en materia de vacunación es Italia, que introdujo la obligación para los mayores de 50 años desde el 7 de enero, una medida que se consensuó con dificultades entre las distintas fuerzas políticas que apoyan al gobierno de Mario Draghi.
Alemania aprobó en diciembre un proyecto de ley del gobierno de Olaf Scholz que impone la vacuna en sectores laborales sensibles, como geriátricos o sanitarios. Planteaba plazos largos hasta hacerse efectiva la medida, en marzo, en atención al periodo para tener la pauta completa.
En Grecia, alrededor 300 mil ciudadanos mayores de 60 años se verán obligados a pagar una multa de 50 euros por no vacunarse ni cerrar una cita para hacerlo, porque venció el plazo que el gobierno de Kyriakos Mitsotakis había dado en noviembre a este grupo de edad para que se inocule.
CASO DJOKOVIC
El tenista serbio Novak Djokovic regresó a Belgrado después de que el gobierno australiano le impidiera defender su título del Abierto de Australia por no estar vacunado, se enfrenta ahora a una nueva situación: podría ser excluido de Roland Garros este año también si aún no está inoculado contra el COVID-19.
El gobierno francés, que hace 10 días señaló que Djokovic podría participar en el torneo galo aunque no estuviera vacunado, rectificó y avisó que todos los que compitan deberán tener el esquema completo.