La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo hoy que el alto índice de población vacunada e infectada y la menor severidad de la variante ómicron proporcionan a Europa la posibilidad de controlar la pandemia de coronavirus e impulsar un cambio de estrategia.
“La pandemia no ha terminado, pero por primera vez estamos en una situación única para controlarla”, dijo en rueda de prensa el director de OMS-Europa, Hans Kluge.
Kluge resaltó no obstante que la semana pasada se registraron 12 millones de nuevos casos en la región europea de la OMS -que comprende 53 países, varios de Asia Central-, la mayor cifra desde el inicio de la pandemia, y que los ingresos hospitalarios siguen aumentando, aunque a menor ritmo y no en cuidados intensivos, mientras las muertes se empiezan a estancar.
El 30% de todos los casos de covid-19 notificados en la región europea desde el inicio de la pandemia han sido registrados en lo que va de año.
“Este contexto, que no habíamos vivido hasta ahora en la pandemia, nos deja con la posibilidad de un largo período de tranquilidad y un mayor nivel de defensa de la población contra cualquiera recrudecimiento de la transmisión, incluso contra una variante más virulenta”, dijo Kluge, que habló de “un alto el fuego que nos puede traer la paz duradera”.
Que varios países europeos, como Dinamarca y otros nórdicos, hayan anunciado el levantamiento de todas las restricciones o de la mayoría es una decisión de cada país después de evaluar “riesgos y beneficios”, sostuvo.
El director de OMS-Europa señaló como “clave” mantener la protección a los grupos vulnerables, aumentar la vacunación, incluida la tercera dosis; invertir en un medidas de control del virus y estar listos para reaccionar en el caso de una nueva ola de contagio.
La expansión de la variante BA2 de ómicron exige una monitorización “cuidadosa”, según la OMS, aunque todo apunta a que tiene un efecto similar en cuanto a la severidad pese a ser aparentemente más transmisible.
La OMS alertó también del efecto “catastrófico” de la pandemia sobre los enfermos de cáncer, ya que el personal sanitario ha tenido que centrarse en responder a la covid-19, lo que ha provocado un descenso de las pruebas, diagnóstico y tratamiento.