Los rusos que intentan entrar en Estados Unidos por la frontera con México están frustrados porque no consiguen entrar como los ucranianos, a pesar de haber abandonado su país por la guerra.
Las autoridades estadounidenses han dejado pasar a decenas de ucranianos esta semana, pero los rusos siguen en el limbo, lo que ha llevado a algunos a acampar en el pavimento junto a una valla fronteriza, desafiando las advertencias de las autoridades mexicanas de que se vayan.
Irina Zolkina, una profesora de matemáticas que abandonó Moscú con sus cuatro hijos, rompió a llorar cuando un agente fronterizo estadounidense echó un vistazo a su pila de pasaportes rusos y movió la cabeza de lado a lado, diciendo que tendrían que esperar, poco después de que otros funcionarios hicieran pasar a seis hombres ucranianos.
En entrevista para Reuters, en la ciudad fronteriza mexicana Tijuana, frente a San Diego, California, Zolkina dijo:
“Son tantos años de miedo que estamos viviendo (…) es horrible dentro de Rusia también”.
Algunos ucranianos que cruzan en Tijuana han obtenido permiso para permanecer en Estados Unidos durante un año.
Cuando se le preguntó el jueves sobre los ucranianos y los rusos en la frontera, el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, dijo que el gobierno estaba ayudando a las personas que huían de Ucrania y que se estaban considerando otros programas para ampliar la ayuda humanitaria.
La frontera entre Estados Unidos y México se ha cerrado a la mayoría de los solicitantes de asilo en virtud de una política contra la pandemia del coronavirus.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, preguntado por la política actual hacia los rusos, dijo que la agencia hace excepciones a la orden caso por caso para “individuos particularmente vulnerables”.
Dos docenas de otros rusos han tenido que recurrir a gruesas mantas para dormir a metros del muro fronterizo, con la esperanza de que los funcionarios estadounidenses escuchen sus súplicas.
Por el momento, los rusos no se mueven.