La idea de tener un ultraderechista en el timón de la Unión Europea les resulta detestable a la mayoría de los ciudadanos del bloque de 27 naciones. Pero es lo que podría suceder dentro de dos semanas si Emmanuel Macron flaquea en la segunda ronda de la elección presidencial francesa.
Los expertos dicen que un triunfo de la candidata de ultraderecha Marine Le Pen tendría enormes repercusiones en el funcionamiento de la UE. No solo atentaría contra los “valores democráticos” y las reglas comerciales del bloque, sino que amenazaría el frente común de la UE y las sanciones en respuesta a la guerra de Rusia en Ucrania.
Macron, el presidente europeísta, y Le Pen, la nacionalista antiinmigrante, tienen concepciones diametralmente opuestas de la UE.
“El debate que tendremos en los próximos días es crucial para nuestro país y Europa”, dijo Macron tras el anuncio de los resultados. En las próximas horas irá a Estrasburgo, sede del Parlamento de la UE, para hablar sobre el papel de Francia en Europa. Macron es el favorito en todas las encuestas, pero Le Pen ha reducido significativamente la brecha en comparación con la elección presidencial de hace cinco años.
Es un pedestal que pocos quieren entregarle a Le Pen. La dirigente de la Agrupación Nacional quiere instalar controles fronterizos para bienes y personas, reducir el aporte francés al presupuesto de la UE y dejar de reconocer que el derecho europeo prima sobre el derecho nacional.
Ha propuesto eliminar los impuestos sobre cientos de productos esenciales y quiere reducir los impuestos sobre los combustibles, lo que sería contrario a las normas libremercadistas de la UE.
Jean-Claude Piris, exasesor jurídico del Consejo Europeo y experto en instituciones de la UE, dice que una victoria de Le Pen tendría el efecto de un “terremoto”, ya que las medidas que propone equivaldrían en la práctica a retirarse del bloque.
“Ella está a favor de un tipo de patriotismo económico con ayudas estatales, lo cual es contrario a las normas del mercado único”, dijo Piris en una entrevista “Francia dejaría de participar en el mercado común libre y en las políticas comerciales”.
“Quiere modificar la constitución francesa al darle prioridad a los franceses mediante la supresión del derecho de la tierra, el derecho de asilo”, lo cual sería “totalmente incompatible con los valores de los tratados europeos”, añadió.