En mayo de 2021, un reporte por robo a casa habitación alertó a la policía de Atenas. Cuando los uniformados llegaron a la residencia del piloto de helicópteros Babis Anagnostopoulos, lo encontraron a él y a su esposa amarrados en una de las habitaciones y, sobre la mujer, estaba acostada su pequeña hija Lydia, de apenas 11 meses.
Los policías desataron primero al hombre de 34 años, quien estaba vendado y amarrado a una silla, mientras que Caroline, de 19 años, estaba en la cama, con las manos atadas hacia atrás con una prenda de vestir. Ya estaba muerta para cuando los agentes llegaron, pero su esposo al parecer no sabía que la mujer yacía sin vida.
Una vez que lo desamarraron, Babis se acercó a la cama y tocó a su esposa, mientras le preguntaba "¿amor, estás bien?", pero evidentemente ella no respondió. "Se acabó, está muerta", le dijeron los policías. Luego el piloto griego pidió cargar a su bebé para consolarla, pero los uniformados notaron algo raro en él y se la quitaron, pues estaba abrazándola muy fuerte.
La verdad tras el "asalto" en la casa del piloto
De acuerdo con el Daily Mail, cuando la policía llegó a la casa de la familia Anagnostopoulos, lo primero que vieron fue a un perro ahorcado que colgaba de un barandal, entonces fue cuando supieron que algo estaba mal. Y lo confirmaron luego de que vieran las reacciones inusuales de Babis, quien en todo momento se mantuvo indiferente, desde que supo que su mujer estaba muerta y cuando vio al can asesinado.
A Babis no le quedó más remedio que confesar el crimen y admitir que había inventado la historia del robo, pero en todo momento afirmó que su intención no era lastimar a su esposa. Se justificó diciendo que se había tratado de "un crimen pasional", ya que Caroline le había pedido el divorcio y eso desató su ira. Para hacer creíble la farsa del asalto, el hombre ahorcó a Roxy, el can favorito de su esposa.
La pareja se había casado en 2019 en Portugal y desde entonces vivían juntos en Atenas. Ahora, el piloto de helicópteros enfrenta un juicio por asesinato premeditado, el cual comenzó esta semana en un tribunal de la capital griega. Durante la segunda audiencia, el hombre reiteró que nunca tuvo la intención de lastimarla y que aún la ama.
"Mi amor por mi esposa no ha cambiado desde el momento en que la conocí y nunca cambiará", dijo.