Fuerzas rusas atacaron este martes el puerto de Odesa, afirmaron funcionarios ucranianos, en un aparente intento de cortar rutas de suministro y entregas de armas. En el otro extremo de la costa sur, castigaron una planta siderúrgica donde combatientes ucranianos impedían que Moscú tomara pleno control de otro puerto importante.
Días después del rescate de los últimos civiles atrapados en la planta de Mariúpol, las autoridades dijeron que aún quedaban unos 100 en la red de túneles bajo los bombardeos rusos. Mientras tanto, el alto coste de la guerra empezaba a conocerse y las autoridades ucranianas anunciaron el hallazgo de 44 civiles muertos entre los escombros de un edificio destruido en el nordeste hace semanas.
El ejército ucraniano aseguró que fuerzas rusas habían lanzado el lunes siete misiles desde el aire a Odesa, donde golpearon un centro comercial y un almacén. Una persona murió y cinco resultaron heridas, indicó el ejército.
Ucrania dijo que al menos parte de la munición era soviética, lo que reduce la puntería de los ataques. Sin embargo, el Centro de Estrategia de Defensa, un grupo de estudios ucraniano que sigue la guerra, indicó que Moscú sí había empleado algunas armas de precisión en Odesa, en concreto misiles Kinzhal, o “Daga”, un tipo de misil hipersónico aire-tierra.
El presidente ruso Vladimir Putin ha dicho que su prioridad es el Donbás, el corazón industrial de Ucrania en el este del país. Sin embargo, un general ha dicho que entre los objetivos de Moscú también están aislar a Ucrania de toda su costa del Mar Negro.
Eso le daría una extensión de territorio que conectara Moscú con la Península de Crimea, anexionada en 2014, y Transnistria, una región independentista prorrusa en Moldavia.
Aunque no alcance el objetivo de cortar el acceso de Ucrania al Mar Negro, los ataques de misiles que sigue sufriendo Odesa reflejan la importancia de la ciudad como núcleo estratégico de transportes.
El ejército ruso ha atacado varias veces el aeropuerto de la ciudad y afirma haber destruido varios cargamentos de las armas occidentales que han sido cruciales para la resistencia ucraniana.
Odesa, el puerto más grande de Ucrania, es también un importante punto de salida de los cargamentos de grano y el bloqueo ruso sobre la ciudad ya amenaza el suministro global de alimentos. La ciudad es una joya cultural apreciada por rusos y ucranianos y con un gran simbolismo.
Los últimos ataques se producían el mismo día en el que Vladimir Putin vio desfilar a sus tropas y equipamiento militar por la Plaza Roja de Moscú en el Día de la Victoria, que conmemora el papel de la Unión Soviética en la derrota de la Alemania Nazi en 1945.
Un símbolo de las dificultades de Rusia era la ciudad de Mariúpol, donde las fuerzas rusas llevan semanas tratando de doblegar a los defensores ucranianos en su último reducto.
Petro Andryushchenko, asesor del alcalde de la ciudad, estimó en medios sociales que al menos 100 civiles seguían atrapados en los subterráneos de la acería de Azovstal. Autoridades rusas y ucranianas habían dicho antes que un convoy durante el fin de semana había realizado una tercera evacuación de cientos de civiles del lugar hasta una ciudad controlada por Kiev.
Por su parte, el gobernador regional de Donestk, Pavlo Kyrylenko, dijo el martes que esos civiles eran personas “que los rusos no han seleccionado” para su evacuación. En un primer momento no estaba claro cómo sabían eso los dos funcionarios. Los combatientes en la planta no habían confirmado esas informaciones.
Autoridades ucranianas y rusas habían dicho antes que todos los civiles de la acería habían sido evacuados.
Ante los problemas de las fuerzas rusas para ganar terreno en el Donbás, analistas militares sugirieron que atacar Odesa podría servir para aumentar su preocupación sobre el suroeste de Ucrania y obligar a Kiev a destinar más tropas allí. Eso alejaría sus fuerzas del frente oriental, donde el ejército contraataca cerca de la ciudad de Járkiv y trata de empujar al contingente ruso al otro lado de la frontera.
Járkiv y sus alrededores sufren ataques rusos constantes desde que comenzó la guerra a finales de febrero. Docenas de cuerpos se encontraron en un edificio de cinco plantas que se derrumbó en marzo en Izium, a unos 120 kilómetros (75 millas) de la ciudad de Járkiv, dijo Oleh Synehubov, gobernador de la región.
Izium se encuentra en una ruta crucial en la región industrial del Donbás, en el este de Ucrania, donde ahora se centra la ofensiva rusa. Synehubov no especificó dónde se encontraba el inmueble.
El ejército de Ucrania también alertó el martes que Rusia podría atacar la industria química del país. El Estado Mayor de Ucrania no explicó la afirmación en su reporte, aunque se han producido ataques rusos contra depósitos de combustible y otras instalaciones industriales durante la guerra.