Estados Unidos intervendría militarmente si China invadiera Taiwán, indicó el lunes el presidente de EU, Joe Biden. La carga de proteger a Taiwán es “aún mayor” tras la invasión rusa de Ucrania, añadió. Fue una de las declaraciones presidenciales estadounidenses más firmes en décadas en apoyo del autogobierno de Taiwán.
La Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, que ha regido las relaciones bilaterales, no requiere una intervención militar estadounidense para defender Taiwán si China la invade, pero sí convierte en política estadounidense asegurarse de que ese país tiene recursos para defenderse y evitar cualquier cambio unilateral de su situación iniciado por Beijing, señala AP.
Las declaraciones de Biden provocaron una dura respuesta del gobierno en Beijing, que considera a Taiwán como una provincia rebelde.
Wang Wenbin, portavoz del Ministerio chino de Exteriores, expresó un “fuerte descontento y decidida oposición” a los comentarios de Biden. “China no tiene espacio para compromisos ni concesiones en cuestiones sobre los intereses principales de China, como la integridad territorial y la soberanía”.
“China tomará medidas firmes para salvaguardar su soberanía y sus intereses de seguridad, y haremos lo que decimos”, afirmó.
¿Cuál es la historia entre China y Taiwán?
Las primeras personas que se asentaron en Taiwán fueron pueblos de las tribus austronesias, procedentes de Oceanía, el sureste asiático y partes de lo que es hoy el sur de China, indica BBC Mundo.
Después de ser colonia holandesa por un tiempo breve (1624-1661), Taiwán fue administrada por la dinastía Qing de1883 a 1895, que fue sucedida por la República de China.
Posteriormente, a principios del siglo XVII, distintos migrantes empezaron a llegar a Taiwán desde China, algunos escapando de la agitación política o la penuria.
En 1895, después de la victoria de Japón en la primera guerra sino-japonesa, el gobierno Qing no tuvo más opción que ceder Taiwán a Japón; sin embargo, después de su derrota, en la Segunda Guerra Mundial, Japón tuvo que deslindarse del control de todos los territorios que había ocupado en China.
A partir de esa fecha, la llamada República de China empezó a gobernar Taiwán con el consentimiento de los aliados Estados Unidos y Reino Unido.
No obstante, la guerra civil de China, que se había iniciado durante 1927, continuó al culminar la Segunda Guerra Mundial, por lo que años después las tropas del gobierno de Chiang Kai-shek fueron derrotadas por las fuerzas comunistas lideradas por Mao Zedong.
Chiang y lo que quedaba de su gobierno nacionalista del Kuomintang (KMT) se refugiaron entonces en la isla de Taiwán, en 1949, proclamando la República de China en ese territorio, defendiendo que seguían siendo su gobierno legítimo, indica BBC.
Este grupo de personas dominó la política de Taiwán durante muchos años, pero más tarde, al enfrentar la presión de la sociedad y, tras heredar una dictadura de facto, el hijo de Chiang, Chiang Ching-kuo, empezó a permitir un proceso de democratización en la isla.
Pero no fue sino hasta la llegada del presidente Lee Teng-hui, conocido como el “padre de la democracia” en Taiwán, cuando lideraron los cambios constitucionales que llevaron a la apertura política y que eventualmente conllevaron a la elección del primer presidente no ligado al KMT, Chen Shui-bian, en el año 2000.
Separados por un estrecho, posturas ideológicas contrarias y un conflicto histórico, las dos Chinas -la República Popular China y la República de China- han coexistido desde entonces en medio de tensiones, señala el portal de noticias de CNN.
En Taiwán la postura oficial sobre su relación con China aún es ambigua con respecto a la reunificación. Además, los gobiernos de la isla han buscado mantener el statu quo.
Por otra parte, el Kuomintang y otras fuerzas insisten también en que la República de China es el gobierno legítimo de todo el territorio.
Ante estos hechos, durante los últimos años, China ha redoblado sus provocaciones militares contra la Taiwán democrática, con el objetivo de intimidar al territorio para que acepte las demandas de Beijing de unificarse con el territorio continental gobernado por el Partido Comunista.
Según la política de “una China”, Estados Unidos reconoce a Beijing como el gobierno de China y no tiene relaciones diplomáticas con Taiwán. Sin embargo, mantiene relaciones extraoficiales como una oficina que funciona como embajada en Taipéi, la capital. También proporciona material militar para la defensa de la isla.