Los automotores eléctricos están en auge en Cuba. En La Habana, donde la gasolina escasea y el transporte público es un suplicio, la población opta por autos, motocicletas y triciclos eléctricos.
Los automóviles antiguos comienzan a ser reemplazados. Con un costo de entre cuatro mil y ocho mil dólares, los cuatriciclos son los favoritos, con una velocidad promedio de 40 kilómetros por hora sirven para los traslados en la capital.
La mayoría de estas motos son importadas de China o Vietnam y se ensamblan en viejas armadoras de camiones soviéticos. En la ciudad de Santa Clara está la planta Minerva, su objetivo es hacer 10 mil motocicletas este año, dice su director Elier Pérez.
Actualmente, circulan en el país entre 40 mil y 50 mil motos eléctricas, según las autoridades.
"La tuve que comprar porque se acabó el petróleo, y colas y colas (...) son interminables y dije: ’No, voy a comprar algo porque tengo que moverme’", explicó Raúl Suárez.
Hace tres años, el gobierno empezó a impulsar el uso de vehículos eléctricos, introduciéndolos en empresas estatales para su personal.
"Cuba es un museo rodante", con una gran cantidad de automóviles que "tienen 35 años de edad", lamentó Guillermo González, director de Ingeniería del Ministerio de Transporte.
Con los autos eléctricos bajará "el consumo de combustible, tanto de diésel como de gasolina y al mismo tiempo disminuimos la contaminación", dijo.
El transporte público también necesita renovación. Cerca de 50% de los autobuses están fuera de operación "por falta de neumáticos y baterías".
Los habaneros esperan a veces horas para abordar un bus, también para conseguir un poco de gasolina.