Al menos 21 personas perdieron la vida este lunes durante un fuerte sismo que sacudió la tierra y asustó a la población de una ciudad importante en cuarentena en el suroeste de China, según medios estatales.
El terremoto de magnitud 6.8 golpeó una zona de montaña en el condado de Luding, en la provincia de Sichuan, a las 12:52 de la tarde, según el Centro Chino de Terremotos
Los terremotos poco profundos tienden a causar más daños.
Sichuan, situada al borde de la Meseta Tibetana, donde se encuentran dos placas tectónicas, sufre terremotos de forma habitual. Al menos cuatro personas murieron en junio en dos sismos en la región.
Las autoridades reportaron siete muertes, aludes de tierra y daños a viviendas y cortes de electricidad, según la televisión estatal CCTV. Un deslave bloqueó una autopista rural que quedó cubierta de rocas, según el Ministerio de Gestión de Emergencias.
El temblor se sintió a 200 kilómetros de distancia en la capital de la provincia, Chengdu, donde un brote de COVID-19 ha confinado a la mayoría de sus 21 millones de habitantes a sus recintos residenciales, dentro de la estricta política china de “cero covid”.
Jiang Danli, que vive en Chengdu, dijo que se había escondido bajo un escritorio durante cinco minutos en su apartamento de la 31ra planta. Muchos de sus vecinos corrieron escaleras abajo, dijo.
“Hubo un terremoto fuerte en junio, pero no dio mucho miedo. Esta vez me asusté mucho porque vivo en un piso alto y el temblor me mareó”, dijo a The Associated Press.
Los últimos dos meses en Chengdu “han sido raros”, dijo Jiang. Una ola de calor ocurrió un desabastecimiento de agua y cortes de electricidad porque Sichan depende de la energía hidroeléctrica, a lo que se han sumado el nuevo brote del virus y más tarde el sismo.
El Servicio Geológico de Estados Unidos informó de un temblor de magnitud 6.6 con epicentro a 10 kilómetros de profundidad. Es habitual que las mediciones preliminares de las distintas agencias no coincidan.
El terremoto más letal que ha sufrido China en los últimos años fue un temblor de magnitud 7.9 que mató a casi 90 mil personas en Sichuan en 2008. El siniestro devastó pueblos, escuelas y aldeas rurales a las afueras de Chengdu, lo que dio pie a un esfuerzo de largo plazo para reconstruir con materiales más resistentes.