Dos trabajadores de la embajada rusa en Kabul y al menos 18 civiles afganos murieron en un atentado suicida perpetrado por un miliciano del Estado Islámico (EI) afuera de la sede, en la capital de Afganistán.
La explosión se registró en la entrada de la sección consular de la embajada, donde afganos esperaban noticias sobre sus visas, de acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia y la agencia estatal RIA Novosti. Un diplomático ruso había salido del edificio para gritar los nombres de los candidatos a las visas cuando ocurrió la explosión.
El grupo terrorista EI reivindicó el atentado. “Uno de nuestros caballeros entró con un chaleco explosivo en una concentración donde se encontraban empleados rusos, unos espías, jubilados y miembros de los talibanes”, declaró la organización yihadista en un comunicado.
El ataque pareció ser el primero dirigido contra una misión diplomática extranjera en Kabul desde la toma del poder por parte del Talibán. La campaña de atentados ha ido dirigida en gran medida a posiciones talibanes o mezquitas de grupos minoritarios, en particular chiíes. Por lo general, se ha culpado a la filial del grupo Estado Islámico en Afganistán, que se opone al Talibán y alberga un odio virulento hacia los chiíes. La misión rusa es una de las pocas internacionales que aún operan y ofrecen servicios consulares en Kabul, y la única europea. La mayoría de las naciones cerró sus embajadas en el momento en que el Talibán se apoderó de Kabul en agosto de 2021, cuando Estados Unidos y la OTAN retiraron sus tropas.