Si el público pudiera ver el testamento de la reina Isabel II, proporcionaría información poco común sobre la riqueza de la difunta monarca, pero a diferencia de los ciudadanos británicos comunes, el suyo será sellado y guardado en una caja fuerte por al menos 90 años.
La práctica de sellar los testamentos de miembros de la realeza fallecidos se remonta a 1910 y al rara vez recordado príncipe Francisco de Teck, cuyo testamento es uno de los más de 30 guardados en una caja fuerte en un lugar no revelado en Londres, bajo el cuidado de un juez.
Por convención, después de que muere un miembro de la realeza de alto rango, el albacea de su testamento solicita al jefe de la División de Familia del Tribunal Superior de Londres que se selle el testamento. Los jueces sucesivos en esa posición siempre han estado de acuerdo.
Esos detalles eran desconocidos para el resto del mundo hasta después de la muerte en abril de 2021 del esposo de la reina, el príncipe Felipe, cuando le tocó al juez Andrew McFarlane tratar la solicitud para sellar su testamento.
El juez dictaminó que el testamento debía sellarse, pero decidió publicar su fallo para que el público comprendiera qué estaba pasando y por qué.
“El grado de publicidad que probablemente atraería esa publicación sería muy extenso y totalmente contrario al objetivo de mantener la dignidad del soberano“, escribió, y agregó que esto era necesario para que el monarca cumpliera con su función constitucional.
El juez reveló la existencia de la caja fuerte que contenía los testamentos reales y que, como actual presidente de la Sala de Familia, estaba a cargo de ella a pesar de que desconocía el contenido de los documentos sellados.
El testamento de la difunta reina, cuando se deposite en la caja fuerte junto al de su esposo, se unirá al de su madre Isabel y su hermana, la princesa Margarita, quienes fallecieron en 2002.
El testamento de Margarita fue objeto de un desafío legal en 2007 por parte de Robert Brown, quien afirmó ser el hijo ilegítimo de la princesa y quería verlo para presentar su reclamo. Los tribunales rechazaron su creencia como “irracional” y no se le dio acceso.
El príncipe Francisco de Teck, cuyo testamento es el más antiguo que se conserva en la caja fuerte, murió en 1910 a los 40 años. Era el hermano menor de la reina María, esposa del rey Jorge V y abuela de la difunta reina.