El expresidente estaodunidense Donald Trump consideró la posibilidad de bombardear laboratorios de droga en México, revela el libro “Confidence Man: The Making of Donald Trump and the Breaking of America”, de la periodista Maggie Haberman.
Durante su periodo como presidente, el subsecretario de Salud, el almirante Brett Giroir, quien acudió a una reunión en el Despacho Oval de la Casa Blanca, le aseguró que este tipo de instalaciones debían ser un objetivo militar, con el fin de detener el trasiego de sustancia ilícitas a través de la frontera con México.
El libro relata que Trump llegó a consultar al secretario de la Defensa, Mark Esper, “si Estados Unidos podría realmente bombardear los laboratorios”, por lo que se quedó sorprendido con la inusual petición.
La razón de que los argumentos del Brett calaran tanto en el ánimo del expresidente, fue explicada por funcionarios de la Casa Blanca, que señalaron que Donald Trump había confundido al subsecretario con un funcionario de la Defensa, ya que cuando acudía a las reuniones lo hacía vestido con su uniforme de gala.
El propio Esper había relatado el episodio en sus memorias, en donde contó que en 2020 Trump le planteó esta posibilidad y le pidió que los bombardeos se hicieran en secreto y que no se descubrirían porque los mexicanos “no tienen control de su propio país”
Haberman, quien es periodista del diario The New York Times, señala en el libro que cuando los funcionarios advirtieron esta situación, no trataron de cambiar la opinión de Trump, sino que pidieron a Giroir que ya no utilizara su uniforme militar en el Despacho Oval.
El periódico The Washington Post, que obtuvo una copia del libro, buscó a un portavoz del exmandatario para conocer su opinión al respecto. El vocero Taylor Budowich respondió que no comentaría sobre las conversaciones privadas de Trump, aunque luego criticó el flujo de drogas a través de la frontera con México y expresó su apoyo a los tratamientos contra el abuso de narcóticos.
Sin embargo, dijo que este tipo de medidas “no detendrán este asesinato masivo de estadounidenses”, por lo que “todas las opciones deben estar sobre la mesa”.
La periodista entrevistó tres veces al expresidente durante la elaboración de libro. En este se relata que Trump se refirió en alguna ocasión a la excanciller alemana Angela Merkel como “esa perra”, así como otros episodios en los que evidenciaba sus problemas para lidiar con líderes femeninas.
Haberman relata la poca simpatía que Trump sentía por Merkel, hasta tal punto que el exsecretario de Defensa Mark Esper creía que la decisión de retirar las tropas estadounidenses de Alemania se debía a ello.
El libro, que se basa en más de 250 entrevistas, muestra un retrato nada alentador de quien una vez fue presidente de Estados Unidos, que parecía más interesado en contar con la devoción total de su séquito en vez de conocer a fondo los detalles de su trabajo, repasa la cadena CNN.
Esa devoción sin fisuras que exigía se vio reflejada cuando tuvo que ser persuadido por el que era su jefe de Gabinete, John Kelly, para que no despidiera a golpe de Twitter a su hija Ivanka y al marido de ella, Jared Kushner, cuando eran sus asesores. Desde entonces, despreció a su yerno, tildándole de amanerado. “Suena como un niño”, dijo una vez de él en 2017 tras hablar en el Congreso.
El libro está repleto de ejemplos que demuestran cómo el ascenso de Trump en el mundo inmobiliario y político de Nueva York en la década de los años 70 y 80 ha moldeado su visión de la realidad y por extensión de su gestión al frente de la Casa Blanca.
Su reticencia a condenar la violencia ejercida por los supremacistas blancos en una manifestación en Charlottesville, Virginia, en 2017, donde murió una mujer, sus burlas sobre el precario estado de salud de la ya fallecida jueza del Tribunal Supremo Ruth Bader Ginsburg, o el manejo despreocupado de información clasificada, son otros asuntos que aborda el libro de Haberman.