Este 29 de noviembre es Día Internacional del Jaguar, una iniciativa conjunta de varios países respecto a la presencia de este felino.
La primera vez que se celebró esta fecha fue en 2018 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo Mundial para la naturaleza (WWF), la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre (WCS), la organización Panthera y algunos representantes de los gobiernos de la región de América Latina.
Este día pretende concienciar sobre las amenazas a las que se enfrenta este ejemplar, informar sobre los esfuerzos de conservación que garantizan su supervivencia y sobre su papel como una especie clave, cuya presencia es indicativa de un ecosistema saludable.
De acuerdo con la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el jaguar se encuentra en la categoría de “casi amenazada”.
En México, el jaguar está catalogado como una especie en peligro de extinción y su cacería está vedada desde 1987. Por lo tanto, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) lo considera un felino cuya conservación es prioritaria.
“Esta especie, literalmente en peligro de extinción, vive acosado no solo por la destrucción indiscriminada de su hábitat sino porque el mismo ser humano se encarga de dar prioridad a las actividades a su alrededor que van destruyendo su permanencia en el entorno natural que debiera existir”, dice Jorge Buenrostro, biólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista.
Añade que la pérdida de ese hábitat es la más grande amenaza debido a que por su naturaleza, esta especie felina necesita grandes extensiones para su supervivencia.
“Desarrollos inmobiliarios, el incremento de actividades agrícolas y ganaderas que, en conjunto, conllevan la pérdida de la vegetación, hacen que el lugar en el que deben permanecer se vea reducido y de seguir así hasta desaparecido en poco tiempo, lo cual es alarmante”.
Y es que el experto considera que la reducción de su territorio y perímetro de acción van a llevar a este felino a aislarse y, por consiguiente, será más susceptible a la extinción.
Pelea por el alimento y por sobrevivir
De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza, una organización no gubernamental fundada en 1961 que se encarga de la conservación del medio ambiente, la cacería furtiva es la otra gran amenaza que enfrenta la especie.
Ésta es producto del conflicto con las comunidades humanas que temen por la seguridad de su ganado o por posibles ataques a las personas.
Esta organización asegura que, en ciertas regiones de México los jaguares compiten por el alimento con los pobladores porque pecaríes, venados, tepezcuintles, armadillos o coatíes han pasado también a formar parte de la dieta local.
Al no encontrar alimento en la selva, es común que el jaguar vaya tras el ganado doméstico y, en represalia, es atacado.
Plan Jaguar 2030
Según información de WWF, en un compromiso global para salvar al jaguar, países de América Latina en el área de distribución de la especie y principales organizaciones internacionales de conservación se han unido para lanzar el “Plan Jaguar 2030: Plan Regional para la Conservación del Felino más grande del Continente y sus Ecosistemas”.
.El proyecto busca fortalecer el Corredor Jaguar, que se extiende desde México hasta Argentina, al asegurar 30 paisajes prioritarios de conservación de esta especie para el año 2030.
Fue presentado en decimocuarta Conferencia de las Partes (COP-14) del Convenio sobre Diversidad Biológica.
¿Qué hay de este felino?
Según el “Plan Jaguar 2030”, este felino es el tercero más grande del mundo, después del tigre y el león, y es el depredador más grande en la mayor parte del hemisferio occidental.
Los jaguares desempeñan un papel importante en la estructura y función de los ecosistemas en los que viven, desde el norte de México hasta el norte de Argentina; son un componente crítico de las comunidades saludables y funcionales de animales y plantas y tienen un efecto sombrilla significativo en la conservación de la biodiversidad, especifica parte del proyecto.
Además de resaltar que, los jaguares también son un indicador valioso de los ecosistemas saludables y se convierten en un elemento focal para la conservación de hábitats que son importantes para la protección de los bosques y las iniciativas de mitigación del cambio climático.
Reitera que, como tales, constituyen una base no solo para la conservación de la vida silvestre, sino también para el bienestar de las personas.