La ciudad orgullosamente progresista de San Francisco se convirtió la semana pasada en la inesperada pionera dispuesta a emplear robots policía armados, al autorizar un uso limitado de estos dispositivos de control remoto.
La ciudad adopta así una tecnología en desarrollo cada vez más visible, aunque rara vez se emplea para enfrentarse directamente a los sospechosos.
La Junta de Supervisores de San Francisco aprobó el pasado martes 29 de noviembre, por 8 votos a favor y 3 en contra, permitir a la policía el uso de robots armados con explosivos en situaciones extremas en las que haya vidas en juego y no haya más alternativas disponibles. La autorización se emitió en medio de un creciente escrutinio sobre la policía por la militarización del equipamiento y los cuerpos policiales, y de una reflexión sobre la justicia penal iniciada hace ya varios años.
La votación respondía a una nueva ley de California que requiere que la policía haga un inventario de su equipamiento de categoría militar, como granadas aturdidoras, fusiles de asalto y vehículos blindados, y solicite autorización de las instituciones públicas para utilizarlo.
Por ahora, sólo la policía de dos ciudades californianas -San Francisco y Oakland- ha planteado de forma pública el empleo de robots como parte de ese proceso. En todo el país, la policía ha utilizado robots durante la última década para comunicarse con sospechosos atrincherados, entrar en espacios potencialmente peligrosos y, en casos raros, para emplear una fuerza letal.
La policía de Dallas fue la primera en matar a un sospechoso con un robot en 2016, cuando emplearon uno para detonar explosivos durante un pulso con un francotirador que había matado a cinco policías y herido a otras nueve personas.
La reciente votación en San Francisco ha reactivado un intenso debate iniciado hace años sobre la ética de emplear robots para matar a un sospechoso, y a dónde podrían conducir esas prácticas. En general, según los expertos, el empleo de esos robots sigue siendo escaso pese a los avances tecnológicos.
Michael White, profesor de la Escuela de Criminología y Justicia Penal en la Universidad Estatal de Arizona, dijo que incluso si las empresas de robótica ofrecen opciones más letales en las ferias del sector, eso no significa que los cuerpos policiales vayan a comprarlas.
White dijo que las empresas han fabricado minas especializadas para eliminar barricadas y trataron de equipar las cámaras corporales con software de reconocimiento facial, pero las policías no las querían.
“Porque las comunidades no apoyaban ese nivel de vigilancia. Es difícil decir qué ocurrirá en el futuro, pero creo que los robots armados bien podrían ser lo próximo que los departamentos (de policía) no quieren porque las comunidades dicen que no los quieren”, señaló White.
Con robots o sin ellos, el funcionario de San Francisco David Chiu, que escribió la ley sobre el material de la policía de California cuando estaba en la legislatura estatal, dijo que las comunidades merecen más transparencia de las fuerzas de seguridad y decidir sobre el uso de equipamiento militarizado.
San Francisco “simplemente resultó ser la ciudad que abordó un tema que yo desde luego no pensé cuando se estaba tramitando la ley, y que aborda el asunto de los llamados robots asesinos”, dijo Chiu, que ahora es el fiscal de la ciudad.
En 2013, la policía mantuvo las distancias y empleó un robot para levantar una lona bajo la que se ocultaba el sospechoso de los atentados en la Maratón de Boston. Tres años más tarde, policías de Dallas enviaron un robot empleado para desactivar bombas cargado de explosivos a una sala del El Centro College para poner fin a horas de pulso con el francotirador Micah Xavier Johnson, que había disparado a los agentes cuando terminaba una protesta contra la brutalidad policial.
La policía detonó los explosivos y se convirtió en el primer cuerpo policial que empleaba un robot para matar a un sospechoso. Un jurado investigador declinó presentar cargos contra los agentescon y el entonces jefe de policía de Dallas, David O. Brown, fue felicitado de forma generalizada por su gestión del tiroteo y la crisis.
“En los seis meses después de Dallas, había este aire de fatalidad sobre cómo iban a utilizar los robots en los departamentos de policía”, dijo Mark Lomax, exdirector de la Asociación Nacional de Agentes Tácticos. “Pero desde entonces, no oí mucho sobre que se empleara ese sistema para neutralizar sospechosos (...) hasta que la norma de San Francisco apareció en las noticias”.
La cuestión de los robots con capacidad letal aún no ha proliferado en el debate público en California, mientras más de 500 departamentos de policía de distintos niveles piden autorización para sus armas de categoría militar de acuerdo a la nueva ley estatal. La policía de Oakland abandonó su plan de armar a robots con escopetas ante la indignación pública, pero les equipará con gas lacrimógeno.
Muchas de las normas ya aprobadas son vagas sobre los robots armados, y algunos cuerpos policiales podrían inferir que tienen permiso implícito para utilizarlos, señaló John Lindsay-Poland, que supervisa la aplicación de la nueva ley como parte del Comité Estadounidense de Servicio de Amigos.
“Creo que la mayoría de los departamentos no están preparados para emplear sus robots con fuerza letal”, dijo. “Pero si se les pregunta, sospecho que hay otros departamentos que dirían ‘queremos esa autoridad’”.
El supervisor de San Francisco Aaron Peskin propuso primero prohibir que la policía emplee la fuerza de un robot contra ninguna persona. Pero el departamento dijo que si bien no equiparía a los robots con armas de fuego, quería tener la opción de equiparlos con explosivos para derribar barricadas o desorientar a un sospechoso.
Solamente pocos elementos de la policía podrán usar el robots
La norma aprobada limita a unos pocos oficiales de alto rango autorizar el empleo de los robots como fuerza letal, y sólo cuando haya vidas en peligro y tras agotar la fuerza alternativa o técnicas de desescalada, o concluir que no podría reducirse al sospechoso por otros medios.
La policía de San Francisco dijo que la docena de robots que ya emplea el departamento nunca se ha utilizado para trasladar un dispositivo explosivo, pero sí se emplean para evaluar bombas o proporcionar imágenes en situaciones de baja visibilidad.
“Vivimos en una era en la que la violencia masiva inimaginable se vuelve más habitual. Necesitamos la opción de poder salvar vidas en el caso de que tengamos esa clase de tragedia en nuestra ciudad”, dijo el jefe de policía de San Francisco Bill Scott en un comunicado.
El Departamento de Policía de Los Ángeles no tiene drones ni robots armados, indicó el teniente de la fuerza de asalto Ruben Lopez. Lopez declinó dar detalles sobre por qué su departamento no había solicitado permiso para tener robots armados, pero confirmó que necesitarían autorización para utilizar uno.
“Es un mundo violento, de modo que cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él”, dijo.
A menudo hay opciones mejores que los robots cuando hace falta una fuerza letal, porque las bombas pueden crear daños colaterales a personas y edificios, indicó Lomax, exdirector del grupo de agentes tácticos. “Para muchos departamentos, especialmente en ciudades populosas, esos factores van a añadir demasiado riesgo”, explicó.
La Policía de Nueva York devolvió un perro robótico arrendado antes de lo previsto ante la indignación del público, lo que indica que los civiles aún no se sienten cómodos con la idea de máquinas que persiguen a humanos.
La policía en Maine ha utilizado robots al menos en dos ocasiones para colocar explosivos que pretendían derribar paredes o puertas y terminar con situaciones estancadas.
En junio de 2018, en la pequeña localidad de Dixmont, Maine, la policía pretendía utilizar un robot para colocar un pequeño explosivo que derribara un muro exterior, pero en lugar de eso derribó el tejado de la vivienda.
El hombre que estaba dentro recibió dos balazos tras la explosión, sobrevivió y declinó declararse culpable o inocente de conducta imprudente con arma de fuego. El estado llegó a un acuerdo más tarde en la demanda del hombre contra la policía, en la que les acusaba de haber empleado los explosivos de forma inapropiada.
En abril de 2020, la policía de Maine utilizó una pequeña carga para volar la puerta de una casa donde se había atrincherado un hombre. El sospechoso murió baleado por la policía cuando salió por la puerta dañada y disparó un arma.
Hasta esta semana, la fiscalía del estado no había completado su revisión de las tácticas empleadas en el caso de 2018, incluido el empleo de la carga explosiva. Un reporte del incidente de 2020 sólo se refería a los disparos letales.