Japón adoptó el jueves una nueva estrategia que fomenta un uso mayor de energía nuclear que garantice un suministro estable de electricidad en medio de un desabastecimiento global de combustible, así como para reducir sus emisiones de dióxido de carbono. La política es un cambio drástico respecto a su plan de abandono gradual de la energía nuclear desde la crisis de Fukushima.
Según la nueva estrategia, Japón debe maximizar el empleo de sus reactores nucleares actuales, lo que supone volver a poner en marcha todos los que sea posible y ampliar la vida operativa de los reactores antiguos más allá de su límite de 60 años, además de desarrollar reactores de próxima generación para sustituirlos.
El sentimiento antinuclear y las preocupaciones de seguridad se dispararon en Japón tras el desastre de Fukushima en 2011, y desde entonces las autorizaciones de reactivación se han emitido despacio y bajo normas de seguridad más estrictas. Las compañías eléctricas han pedido reactivar 27 reactores en la última década. De ellos, 17 han pasado los controles de seguridad y apenas 10 han vuelvo a ponerse en marcha. Esa tendencia estaba en línea con el plan anterior de Japón de abandonar la energía nuclear para 2030.
En cambio, la nueva norma dice que la energía nuclear ofrece una producción estable y ejerce “un papel importante como fuente de energía libre de dióxido de carbono para alcanzar la estabilidad de suministro y la neutralidad de carbono”, y promete “un uso continuado de la energía nuclear en el futuro”.
El Ministerio de Economía e Industria ha redactado un borrador que permitiría extensiones de vida útil de los reactores cada 10 años una vez cumplan los 30 años en marcha, además de permitir que las empresas eléctricas resten los periodos sin actividad a la hora de calcular la vida operativa de los reactores más allá del límite actual de 60 años.
El plan aprobado el miércoles por la Autoridad de Regulación Nuclear, el organismo japonés de supervisión nuclear, abría camino a la aprobación de la nueva estrategia. Aún habrá que incorporar nuevas normas de inspecciones de seguridad en una propuesta de ley y aprobarla en el Parlamento.
La mayoría de los reactores nucleares de Japón tienen más de 30 años. Cuatro reactores que han operado más de 40 años han recibido autorización para operar y uno está en funcionamiento.