Francia vivió ayer su mayor protesta contra una reforma social a llamado de los sindicatos, que convocaron nuevas manifestaciones la próxima semana para obligar al gobierno a abandonar su plan para retrasar la edad de jubilación.
La movilización fue mayor que la del 19 de enero y que el anterior récord registrado en 2010, cuando el entonces gobierno del presidente conservador Nicolas Sarkozy acabó con la edad de jubilación a 60 años.
Las autoridades indicaron que un millón 272 mil personas salieron ayer a la calle, cifra que el sindicato CGT elevó a 2.8 millones. Según el diario Le Monde, se trata en cualquier caso de "un récord contra una reforma social desde 1995".
París, donde se detuvo a 30 personas por choques con las fuerzas de seguridad, registró la mayor manifestación con 87,000 personas (500,000 según la CGT), pero la participación también subió en la mayoría de ciudades y pueblos: 40,000 en Marsella, 28,000 en Nantes y 23,000 en Rennes, según la Policía.
Los huelguistas –que no cobran las horas de paro– fueron en cambio menos numerosos en el sector público, como en la educación o en la empresa de ferrocarriles SNCF, si bien se paralizó gran parte de los trenes.
Los inconformes piden que el presidente liberal Emmanuel Macron dé marcha atrás al endurecimiento de las condiciones para acceder a una pensión completa.
La reforma de las pensiones es clave para él. La edad de jubilación en Francia es una de las más bajas de Europa y acercarla a la de sus vecinos busca garantizar el equilibrio futuro en la caja de las pensiones, según este exbanquero de negocios.
El rechazo popular, actualmente alrededor de 70 por ciento, de acuerdo con los sondeos, aumenta la presión. Además, según una encuesta de Odoxa, dos de cada tres franceses valoran negativamente al presidente Macron y a su primera ministra Élisabeth Borne.