Tras los terremotos registrados este lunes en el sureste de Turquía y norte de Siria sólo hay una ventana de siete días para rescatar a las personas que han quedado sepultadas bajo los escombros, dijo un representante de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU, la primera que actúa en casos de desastre.
Esta estimación es resultado de innumerables operaciones de rescate en el mundo, aunque siempre puede haber excepciones y que las víctimas soporten un poco más de tiempo, comentó el portavoz de esa entidad, Jens Laerke, al hacer un primer balance del coste humano de la tragedia.
Para rescatar a las víctimas, la ONU ha movilizado sendos equipos de evaluación de desastres, así como de búsqueda y rescate, compuestos por los mejores especialistas del mundo en estas tareas, los que están viajando a Turquía.
Además, el mismo lunes llegaron a este país doce equipos enviados por distintos países y se espera que otros 27 lleguen entre hoy y mañana.
“El gran reto ahora mismo es el acceso por tierra (de este personal y sus equipos) ya que muchas carreteras de la región han quedado destruidas por los terremotos”, comentó Laerke.
Otra dificultad es la falta de vehículos para transportar a los expertos internacionales, ante lo cual las autoridades locales están movilizando camiones desde otras provincias de Turquía.
Aceleran búsqueda de sobrevivientes en Turquía
Equipos de búsqueda y rescate de todo el mundo arribaron a Turquía y Siria el martes, mientras los rescatistas, en temperaturas bajo cero, removían incluso con las manos los restos de edificios aplanados por un terremoto de magnitud 7.8. La cifra de muertos superó los 7 mil 200 y se prevé que aumente.
Dada la amplitud de la zona afectada, el enorme operativo de rescate frecuentemente no podía llegar a poblaciones arrasadas y voces que clamaban desde abajo de los escombros callaban gradualmente.
“Podíamos oír sus voces, pedían ayuda”, dijo Ali Sao, que perdió a dos familiares en la población de Nurdagi.
Silo, un sirio que arribó desde Hama hace una década, y otros vecinos recuperaron sus cuerpos y los de otras dos víctimas.
La destrucción provocada por el sismo abarcó cientos de kilómetros en el sureste de Turquía y la vecina Siria, derribó miles de edificios y acrecentó las penurias en una región alterada por los 12 años de guerra civil en Siria y la crisis de los refugiados.
Las réplicas que sacudían las montañas de hierros retorcidos y hormigón dificultaban la búsqueda, cuya urgencia aumentaba conforme bajaba la temperatura.
Solo en Turquía se ha rescatado a más de 8 mil personas entre los escombros, y unas 380 mil se han alojado en refugios del gobierno u hoteles, dijo el vicepresidente turco Fuat Oktay. Se aglomeraban en centros comerciales, estadios, mezquitas y centros comunitarios, o bien envueltos en frazadas alrededor de fogatas al aire libre.
Muchos suplicaban ayuda a través de las redes sociales para seres queridos que creían atrapados bajo los escombros. Funcionarios del Ministerio del Interior dijeron que se “reunían meticulosamente” todas las llamadas para enviar la información a los equipos de búsqueda, según la agencia estatal Anadolu.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan dijo que 13 millones de los 85 millones de habitantes se vieron afectados de una u otra manera y declaró el estado de emergencia en 10 provincias.
En toda la zona afectada por el sismo, el número de afectados podría llegar a 23 millones, dijo Adelheid Marschang, una funcionaria de la Organización Mundial de la Salud.
“Esta es una crisis montada sobre múltiples crisis en la región afectada”, dijo Marschang en Ginebra. Equipos de una treintena de países del mundo viajaban hacia Turquía y Siria.