El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenski, se comprometió a luchar por la victoria en 2023 mientras él y otros ucranianos conmemoraban el viernes el sombrío primer aniversario de la invasión rusa, que calificó como "el día más largo de nuestras vidas".
Al amanecer de una jornada de conmemoraciones y reflexión, Volodymyr Zelenski adoptó un tono sombrío y de desafío y aprovechó para felicitar a los ucranianos por su resistencia ante la mayor guerra, y más letal, librada en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Afirmó que habían demostrado ser invencibles en lo que calificó como "un año de dolor, tristeza, fe y unidad".
"Sobrevivimos el primer día de la guerra total. No sabíamos qué nos depararía el mañana, pero comprendimos claramente que hay que luchar por cada mañana. Y luchamos", declaró en un mensaje en video a primera hora de la mañana.
Ese fue "el día más largo de nuestras vidas. El día más duro de nuestra historia moderna. Nos levantamos temprano y no nos hemos dormido desde entonces", agregó.
Los ucranianos organizaron homenajes y vigilias a la luz de las velas, entre otros actos, en recuerdo de sus decenas de miles de muertos, una cifra que no deja de aumentar debido a unos combates que no cesan, especialmente en el este del país.
Un año después, no hay indicios de paz a la vista. China pidió un alto el fuego, una idea que ya había sido rechazada antes por Kiev por temor a que permitiese a Moscú reagruparse militarmente tras los duros reveses en el campo de batalla.
La propuesta de 12 puntos presentada el viernes en la mañana por el Ministerio de Exteriores de Beijing instaba también a Occidente a levantar las sanciones que están asfixiando a la economía rusa. Esta sugerencia tampoco parece acertada ya que los aliados están trabajando para reforzarlas.
En Ucrania se temía que Moscú pudiese lanzar otra andanada de misiles sobre el país que añadiese aún más tristeza a una fecha sombría.
Pero afortunadamente las alarmas antiaéreas no sonaron durante la noche en la capital, Kiev, y la mañana empezó tranquila.
El gobierno recomendó sin embargo que las clases se impartiesen online y pidió a los empleados de oficina que trabajen desde casa.
El día que hace un año arrancó con ataques de misiles, tropas invasoras cruzando las fronteras y con un éxodo de refugiados, comenzó con mucha más calma en la capital y en otros lugares que las tropas ucranianas defendieron con éxito en la primera fase del asalto ruso, desafiando el temor a que el país pudiese caer en cuestión de días o semanas.
Pero aunque suben al metro de Kiev para ir al trabajo, compran café y se mantienen ocupados, la sensación de pérdida acompaña de forma inevitable a la población.
Mykhailo Horbunov, un hombre de 68 años que intenta asentarse en la capital tras verse obligado a abandonar su localidad natal, ocupada por los rusos, en el sur del país, dijo que la invasión marcó un antes y un después en su vida. Perdió su negocio agrícola y los soldados del Kremlin llevan seis meses viviendo en su casa. Describió el impacto de la guerra en él como "un colapso".
En el extranjero se sucedieron los homenajes a la resistencia ucraniana. La Torre Eiffel de París fue uno de los monumentos que se iluminaron con los colores de la bandera de Ucrania, azul y amarillo.
Zelenskyy inició pronto la jornada con un tuit en el que afirmó que "¡Sabemos que 2023 será el año de nuestra victoria!". Después, en un discurso en video, prometió no abandonar a los ciudadanos que viven bajo la ocupación rusa.
Ucrania "no se ha olvidado de ustedes, no los ha abandonado. De una forma u otra, liberaremos todos nuestros territorios", declaró.
Un año después, el número de bajas es terrible en ambos bandos. Las estimaciones occidentales apuntan a cientos de miles de muertos y heridos.
Las repercusiones económicas del conflicto se han extendido por todo el mundo, así como las diplomáticas. Las naciones occidentales respaldan a Ucrania militar, financiera y políticamente. Pero China, India y otros países del hemisferio sur se han mostrado ambivalentes ante el argumento occidental de que Ucrania es la primera línea de una batalla por la libertad y la democracia.