El ministro de Exteriores de China Qin Gang dijo que el país no venderá armas a las partes implicadas en la guerra en Ucrania y que regulará la exportación de artículos con un doble uso civil y militar.
Qin Gang respondió así a las preocupaciones de Estados Unidos y otros ante la posibilidad de que China estuviera considerando prestar ayuda militar a Rusia, a quien Beijing ha respaldado política y retóricamente durante el conflicto aunque, formalmente, sostiene que se mantiene neutral.
Qin reiteró la voluntad de su país para ayudar a facilitar las negociaciones para hallar una salida pacífica al conflicto y apuntó que todas las partes deben mantenerse objetivas y tranquilas.
Durante una conferencia de prensa con su homóloga alemana Annalena Baerbock, de visita oficial en China, Qin culpó también al gobierno de Taiwán por el aumento de las tensiones regionales, luego de las maniobras militares a gran escala de Beijing en un intento de intimidar a la isla que reclama como parte de su territorio.
Tanto en lo relativo a Ucrania como a Taiwán, Qin recurrió a la habitual defensa de la política china que subraya el rechazo de Beijing a las críticas de Occidente, especialmente de Estados Unidos.
Bajo el mando de Xi Jinping, un líder profundamente nacionalista, China ha endurecido su retórica, especialmente sobre Taiwán, que se separó del territorio continental chino en una guerra civil en 1949.
"En cuanto a la exportación de artículos militares, China adopta una actitud prudente y responsable", indicó el ministro, afirmando que su país no proporcionará armas a las partes implicadas en el conflicto, y gestionará y controlará las exportaciones de artículos de doble uso de acuerdo con las normas y regulaciones.
Por su parte, Baerbock indicó que, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, China tiene una responsabilidad especial a la hora de ayudar a poner fin a la guerra.
La ministra alemana se refirió además a las tensiones en el Estrecho de Taiwán, por donde pasa la mayor parte del comercio internacional mundial, y apuntó que un conflicto en esa zona sería un desastre global.
El gobernante Partido Comunista chino envió buques de guerra y aviones de combate cerca de Taiwán el fin de semana pasado, en represalia por la reunión entre el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy, y la presidenta de la isla, Tsai Ing-wen, en California.
China insiste en que el gobierno autónomo de la isla se someta a su dominio, de forma pacífica o por la fuerza, y Qin apuntó que la búsqueda de la independencia por parte del ejecutivo taiwanés y de sus partidarios extranjeros, en una referencia velada a su principal aliado, Estados Unidos, era el motivo de las tensiones.
En un aparente rechazo a las preocupaciones de Baerbock, Qin afirmó que Taiwán es un asunto interno de China y no tolera interferencias exteriores.
"La independencia de Taiwán y la paz no pueden coexistir", aseveró.
Mientras Alemania ha respaldado firmemente la resistencia ucraniana a la invasión rusa, Beijing ha culpado a Estados Unidos y a la OTAN de provocar el conflicto, se ha negado a condenar las acciones de Moscú y criticó las sanciones económicas contra el régimen del presidente Vladímir Putin.
"El territorio es indivisible y la seguridad es igualmente indivisible. Sin el reconocimiento de los intereses de seguridad de una parte en particular, las crisis y los conflictos son inevitables.
"China está dispuesta a seguir trabajando en favor de la paz, y espera que todas las partes implicadas en la crisis mantengan la objetividad y la tranquilidad, y hagan esfuerzos constructivos para resolver la crisis mediante negociaciones", dijo Qin.