Malala Yousafzai, ganadora del Nobel de Paz, anunció ayer la publicación de su nuevo libro, en el cual relatará sus memorias sobre su vida en Pakistán, de donde es originaria. Esto ante la indiferencia que el país islámico tiene sobre ella, donde su figura genera rechazo por parte de la población y sus anteriores libros han sido leídos por pocas personas.
En Pakistán, el anuncio de Malala sobre su futura publicación apenas fue mencionado por los medios de comunicación, de manera similar a cuando fue publicado el best seller a nivel internacional “I am Malala” (Yo soy Malala), el cual recibió escasa atención y que incluso fue prohibido en escuelas, colegios y universidades.
Un empleado de la librería más grande de Islamabad, Tassawur Hussain, dijo que en el 2022 apenas vendieron entre 300 y 350 copias del libro de Malala, tanto por Internet como en tiendas, comparándolo con las más de mil copias anuales que esta tienda normalmente vende de otras obras.
El libro de la Nobel de Paz, del que se desconoce cuántas copias se vendieron durante el año de su lanzamiento en 2013, se enfrenta a un rechazo por parte de los talibanes que dominan la zona, los cuales han amenazado a libreros que los venden para que los retiren de las estanterías.
En el resto del mundo, la activista es un referente global por su lucha por el acceso a la educación para las mujeres, mientras que en Pakistán es una figura menospreciada para algunos, que la acusan de dañar la reputación del país o incluso de colaborar con dependencias de inteligencia, como la CIA.
Bajo estas teorías, la Federación de Escuelas Privadas de Todo Pakistán (APPSF) vetó en 2014 la obra de Malala en más 173 mil colegios y universidades. Sustituyendo el libro por otro titulado “No soy Malala, soy musulmana, soy paquistaní“.
De acuerdo con el autor del libro y presidente de la APPSF, Mirza Kashif Ali, “el libro está escrito con el objetivo de revelar la verdad y contrarrestar la propaganda antiislámica y exponer los nefastos diseños de las fuerzas antiislámicas”.
Malala abandonó Pakistán en 2012, luego de que un talibán le disparara en la cabeza por defender el derecho de las niñas a la educación. Fue trasladada al Reino Unido para ser tratada, donde actualmente vive.
Desde allá, ella y su padre, Ziauddin, crearon en 2014 el Fondo Malala, una fundación para concientizar y visibilizar el impacto social y económico que tiene la educación de las niñas. Estas acciones la hicieron ganar el Premio Nobel de Paz 2014 cuando tenía 17 años, siendo la persona más joven en ser galardonada con este reconocimiento.