China puso este viernes en funcionamiento la instalación de captura, utilización y almacenamiento de carbono más grande de Asia, ubicada en la provincia de Jiangsu, en el este del país.
La instalación, asociada a una unidad de generación en la planta de energía de carbón de Taizhou, propiedad del conglomerado energético China Energy, tiene como objetivo mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuir a la lucha contra el cambio climático, informó hoy la agencia estatal de noticias Xinhua.
Con capacidad para capturar 500,000 toneladas de dióxido de carbono al año, esta iniciativa marca un importante avance en los esfuerzos de China para reducir su huella de carbono y promover un desarrollo más sostenible.
La instalación emplea tecnologías avanzadas de captura y almacenamiento de carbono, que permiten separar y capturar el dióxido de carbono emitido durante el proceso de generación de energía a partir del carbón.
Este anuncio llega un día después de que China también pusiera en marcha su primer proyecto de almacenamiento de carbono en alta mar, con el objetivo de capturar y almacenar más de 1.5 millones de toneladas de CO2.
El proyecto consiste en capturar y procesar el CO2 generado por campos petrolíferos y luego inyectarlo en una estructura geológica submarina a una profundidad de aproximadamente 800 metros y a unos 3 kilómetros de la plataforma.
Esta iniciativa representa, según autoridades oficiales, un logro tecnológico clave en la captura, procesamiento, inyección y monitoreo de CO2 en el mar, además de un almacenamiento equivalente a la plantación de casi 14 millones de árboles.
El presidente chino, Xi Jinping, anunció en 2020 que el país alcanzaría su pico de emisiones de carbono en 2030, para seguidamente lograr la neutralidad en carbono en 2060, ante la creciente preocupación mundial sobre el cambio climático.
El desafío entre conservar un alto ritmo de crecimiento económico y recortar las emisiones de carbono convierten las metas medioambientales de China, el país más contaminante del mundo (28.5% del total global en 2018, según el Global Carbon Atlas), en un complicado objetivo.